la democracia impuesta en sus países
después de los períodos dictatoriales que
vivieron con Rafael Videla, en el caso de
Argentina, y con Humberto Branco, en el
caso de Brasil. Es innecesario recalcar la
obviedad de las diferencias culturales,
sociales y políticas entre ambos países,
pero sí es importante recalcar que cada
uno de los movimientos actuó de acuerdo
a ellas. El grado de autonomía que cada
uno tenía con el Estado y los partidos
políticos dependía de la provincia o la
organización de la que se tratara, lo que
se relacionaba con la situación política
que tuvieran las naciones dentro de su
división territorial y política. Al mismo
tiempo,
la
respuesta
social
y
gubernamental
hacia
ambas
movilizaciones
también
se
veía
influenciada por la situación política de
los Estados y la organización que dichos
movimientos tuvieran.
El Movimiento de Trabajadores
Desocupados (MTD), o Movimiento
Piquetero argentino, se caracterizó por
una conformación heterogénea con
respecto a las orientaciones políticas
dentro de sus afiliados. Su forma de lucha
era precisamente el piquete o corte de
ruta.
Muchas de sus luchas, como la de
Tartagal, Mosconi, Plaza Huincul y Cultura
Có, terminaron en represión y muerte. Fue
hasta mayo del 2000, en una lucha de 18
días en La Matanza, que consiguieron la
victoria con un convenio de 25 millones de
dólares que otorgó el Estado. En julio de
2001 el movimiento se constituye como
Congreso Nacional de Piqueteros, con más
de 2 mil delegados de las distintas
provincias. Fue gracias a este movimiento
que el país vivió una de sus jornadas de
mayor agitación social: las luchas del 19 y
20 de diciembre de 2001, generadas en
respuesta al estado de sitio que había
implantado
el
entonces
Presidente
Fernando de la Rúa, culminando con su
renuncia y la del Ministro de Economía,
Domingo Cavallo.
El nivel de organicidad del MTD podría
catalogarse como medio puesto que tenía
cierta
fragmentación
y
dispersión
territorial. El grado de legitimidad y apoyo
con el que contaba no era muy importante,
ya fuera porque no se lo propusieron o
porque las circunstancias no se lo
permitían. No obstante, su grado de
movilización
era
alto,
sobre
todo
considerando que muchas de sus luchas
fueron castigadas y terminaban con la
muerte de varios de los miembros. Dado
que este movimiento estaba disperso en
distintas organizaciones, la autonomía de
estos dependía de la organización de la que
se tratase. En cuanto a su tasa de afiliación,
apenas sabemos que la FTV (una de las
organizaciones del movimiento) contaba
con unas 250 mil personas, según uno de
sus
dirigentes;
sin
embargo,
cada
organización piquetera lograba la adhesión
de sus miembros de acuerdo a su actuación
(Mirza, 2006).
"Piqueteros" en Argentina.
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