Lex Scripta Octubre 2019 | Page 11

Debido a la represión estatal que implicó el asesinato de líderes sociales, las aproximadamente 16 masacres de comunidades indígenas en las que se vieron afectadas 623 aldeas, Guatemala comenzó a ser blanco de sanciones y aislamiento internacional, aunque el gobierno de este país justificaba sus acciones como una táctica en contra del comunismo. El terror terminó con la caída del bloque socialista en 1989, representada con la caída del Muro de Berlín, cuando el comunismo ya no era amenaza alguna. El año 1999, tomó importancia debido a que en este año Bill Clinton ofreció una disculpa a la comunidad maya por proporcionar apoyo militar y de inteligencia para reprimir de manera violenta a las comunidades indígenas. Esto desmoronó los argumentos de exfuncionarios que siempre negaron el holocausto; sin embargo, lo más relevante fue que Rigoberta Menchú, junto con otros activistas, interpusieron una demanda judicial en contra del expresidente Efraín Ríos Montt y otros oficiales de alto mando. Las batallas legales no terminarían hasta 2009 con órdenes de arresto internacionales para siete oficiales. El caso fue reabierto en 2015 para seguir el proceso legal en el que solo Ríos Montt, ex jefe de Estado, fue declarado culpable, mientras José Mauricio Rodríguez Sánchez, ex jefe de inteligencia militar, ya había sido absuelto desde el 2013. Un nuevo caso fue abierto en el 2018 para analizar más de cerca el genocidio de la comunidad ixil que fue comprobado dos veces ante  tribunal. Pese a esto, las investigaciones de este caso siguen abiertas. En Búsqueda de Justicia Al comenzar la nueva era, activistas sociales alzaron la voz para hacer notar y reconocer esta serie de asesinatos sistemáticos, pues hasta ese momento el gobierno guatemalteco negaba la existencia de algún genocidio durante la guerra civil. La activista más notable y principal representante del movimiento maya, Rigoberta Menchú, afirma la existencia de dicha matanza. Para 1994, se conformó la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH). “La comisión debía elaborar un informe y hacer recomendaciones para preservar la memoria de las víctimas, sin individualizar responsabilidades, y sin ningún efecto judicial” (Cédulas Museo Memoria y Tolerancia, 2013). En 1996, el presidente en turno, Álvaro Arzú Irigoyen, aceleró el proceso de negociaciones de Paz en el que estuvo presente la ONU como moderadora. 8