gestándose de manera orgánica en las sociedades más desarrolladas
desde la primera década del siglo. Tan solo en Estados Unidos, el
comercio digital se había disparado un 14% en 2019 con respecto al año
anterior (Digital Commerce, 2020), así como un estudio de Pew Research
revela que en el mismo año el 30% de los adultos del país norteamericano
frecuentaban las llamadas aplicaciones de ligue, extendiéndose hasta el
60% dentro del grupo demográfico de entre 18 y 24 años (Pew Research,
2020). Pero es ahora, con la imposición de medidas de distanciamiento
social, que esta tendencia se ha acelerado de manera significativa y
permanente. La normalización de la posibilidad de hacer prácticamente
cualquier actividad cotidiana desde la comodidad de nuestros hogares
está conduciendo al irremediable abandono de lugares de convivencia
convencionales y a su reemplazo por sus análogos digitales.
Para entender los impactos a gran escala que supone un cambio de
tales proporciones en nuestra sociedad, es importante comprender el
papel que juegan las redes en el proceso de construcción de identidad en
las sociedades industrializadas contemporáneas. En La fenomenología del
espíritu (1807), el filósofo alemán Friedrich Hegel, teorizó que la
angustia generada en la psique infantil al reconocernos como una ínfima
parte de algo mucho mayor y que estamos muy lejos de constituir el
centro del mundo, era el motor principal de nuestros deseos de
validación, es así como durante nuestras vidas nos esforzamos en generar
una imagen positiva de nuestro “yo” dentro de la sociedad. Para eso el ser
humano se vale de herramientas discursivas determinadas por el entorno,
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