Este problema ha estado
estrechamente ligado a las tradiciones
y costumbres de las comunidades que
lo practican convirtiéndose en un
problema tolerado por los mismos.
Sus consecuencias llegan a ser atroces
para los menores forzados a casarse,
reduciendo así su calidad de vida y
oportunidades para desarrollarse en
un ambiente apto para los niños.
Es importante considerar que el
matrimonio infantil es un problema
que afecta principalmente a infantes
del sexo femenino. Según datos
brindados por la ONG Save the
Children, las niñas no solo son más
propensas a casarse a temprana edad
sino que representan 77.3% del
problema en México (Save the
Children, 2019). Esto no es una
sorpresa, el problema está fuertemente
ligado a la violencia sistemática contra
las mujeres, que parece haberse
enraizado en la cultura mexicana
desde sus tradiciones. En comunidades
en donde se tolera esta práctica, se les
ve a las mujeres como una carga
económica de la cual se puede
deshacer “casándolas”, mientras que a
un varón se le ve como una inversión
a largo plazo a quien se le puede
heredar y solicitar que sostenga a la
familia.
En México existen dos principales
razones para casar a una menor de
edad, por tradición o por embarazo
prematuro.
Cuando se da por tradición, hablamos
de una larga línea generacional que
practicó el matrimonio infantil. Existe
una mentira generalizada en ciertas
comunidades en la que se cree que
casando a una niña a temprana edad se
le garantiza un futuro, un techo,
comida o incluso protección en contra
de abusos sexuales. Cuando hablamos
de matrimonio infantil por embarazo
prematuro, hablamos de una presión
social e incluso familiar para casarse.
Dentro de este rango entran
problemas como el aborto, ya que
existen aún muchos estados reacios a
permitirlo, por lo que niñas se ven en
la necesidad de comenzar una vida
materna y marital cuando,
evidentemente, aún no están listas.
Son bebés trayendo bebés al mundo.
Todos estos factores están
relacionados con la falta de educación
y pobreza, mismos factores que crean
un círculo vicioso para las mujeres que
entran él.
Según datos brindados por el
Gobierno Federal, el 73% de las
mujeres que viven en esta situación
dejaron la escuela para dedicarse al
hogar y a su hijos (Comisión Nacional
para prevenir y erradicar la violencia
contra las mujeres, 2019),
truncandoles las oportunidades de un
mejor trabajo y por lo tanto una mejor
situación económica.