LETRINA
Número 8
Septiembre 2016
ir a trabajar ni un solo día. Aquí se admira eso. Una persona así
ayuda a limpiar el alma y debe ser amada.
Llegamos a un restaurante situado en el cerro mirador, como se le
conoce. Era un lugar de música tranquila, colores claros y servicio
meticuloso. El mejor
en el Perú.
Pero antes de
probar nuestros
platillos, solicitados con varios días de antelación, nos sentamos
en una mesa que daba a una terraza donde se podían ver el cielo de
la noche. Yo tenía algo de hambre, sin embargo Efrén insistió en que
no comiéramos nada aún, para no estropear nuestro apetito, y primero
tomáramos un aperitivo.
Mi amiga está muy contenta de haberte conocido, me dijo sonriendo,
luego de un par de tragos. Yo no soy bueno para las mujeres, le
respondí.
Esto
pareció
desanimarlo.
Yo
no
quería
robarle
las
energías que raramente mostraba ni que se sumergiera a ese mundo
problemático. Así que agregué: Pero
a mí también me ha gustado
conocerla. Entonces sonrió de nuevo. Debería comprar una casa aquí
para venir a vacacionar, agregué y por primera vez se emocionó. Esa
es buena idea, dijo. Conozco el lugar perfecto y sería una inversión
inteligente, podrías contratar a un par de campesinos y tener una
pequeña granja. Si te gustan los animales...
Pero antes de que continuara, en el horizonte empezó a verse una
lluvia de estrellas.
Ahí está, dijo Efrén. ¿Cómo supiste? Pregunté asombrado. Tuve un
presentimiento.
sensación
de
presentimiento?
En
su
triunfo
Calló
expresión
y
unos
con
infantil
suspicacia
segundos
y,
podía
insistí.
viéndome
adivinarse
la
¿Tuviste
un
fijamente,
se
carcajeó y dijo: No tenía idea de que esto sucedería. Reímos y noté
la cercanía que había aparecido entre nosotros.
¿Y qué se hace aquí en el tiempo libre?... Me refiero, ¿qué haces
tú? Pregunté, relajando mi espalda sobre el respaldo de la silla.
Cazar. Matar ciervos, aves, incluso puedes importar tus animales de
otros lados, soltarlos y perseguirlos. Qué hábito tan salvaje, dije
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