LETRINA LETRINA #12 Marzo - abril 2014 | Page 9

vez la masificación de escuelas normales públicas y particulares. En consecuencia, los niveles académicos bajaron al mismo tiempo que se dio el surgimiento de normales privadas de baja calidad y se intensificó el conflicto político en normales públicas. Como resultado: una sobreoferta de profesores y escasez de docentes rurales, una verdadera fábrica de desempleados (Arnaut). Las cifras del Estudio Día del Maestro muestran que el desajuste entre la oferta y la demanda es un problema patente aún hoy, pues de 2000 a 2001 hubo un aumento del 4% en los maestros de educación superior, mientras que hubo una disminución de 4.9% en los de educación básica (Villamil, 2013). Las instituciones normalistas parecen situarse un paso atrás en el nivel académico que se considera como básico para la docencia en relación a otras instituciones. Mientras que ya existen licenciaturas en Educación en las universidades, las normales tienen valor de bachillerato o carrera técnica; cuando elevan su nivel al de carrera universitaria, en el resto de instituciones ya existen postgrados para ampliar el nivel académico, ventaja para los egresados de la licenciatura en Letras sobre los docentes normalistas. A pesar de ello, la Ley General de Educación trajo consigo mayor capacitación a los maestros para que lograran completar sus estudios de licenciatura. También se impulsó un programa de superación profesional de modo que los normalistas tuvieran la posibilidad de realizar estudios de posgrado. En consecuencia, durante la última década aumentó el interés y la demanda por lo que a la par se dio una proliferación de nuevas instituciones de educación superior de dudosa calidad y competencia desleal (Arnaut). Esto nos demuestra que el campo de la docencia, además de tener una demanda mayor a la oferta de trabajo, está muy competido. Si bien ser un egresado de la licenciatura en Letras tiene ventajas como la formación especializada, la facilidad de explicar y entender los contenidos 9