LETRINA LETRINA #12 Marzo - abril 2014 | Page 34

controlar el devenir de los días, ni el marcaje que existe dentro de todos los destinos. Jandra tragaba aire y sumergía la cabeza en la piscina: -Conseguí que me dieran un poco más. Pero tenemos que venderlo. No podemos quemarlo… - Tengo frío… - Si lo hacemos y no lo vendemos, vamos a aparecer en pelotas y sin cabeza en alguna calle del sur de la ciudad, o en alguna cajuela. - Yo me quedo con tu cabeza, la guardaré en una pecera. - Cásate conmigo. – Cristóbal la consentía. Y la felicidad estaba en esas cuatro paredes en que permanecían, en el colchón, el sucio baño, los brazos entrelazados, la venta de uno a otro lado de la ciudad. Para el descanso siempre estaban sus cuerpos adelgazados, la falta de higiene, o el agua fría que lo cortaba todo, o se filtraba en el intento. ¿Son esos tus excrementos? - Estoy embarazada. –Cristóbal abrió los ojos. El golpe de sangre le ayudó a ordenar sus pensamientos. Desde el sitio donde estaba recostado, levantó los brazos: - Soy el rey, el dios eterno de tu carne. Y he acá a mi principito. –le acariciaba a Jandra el vientre plano. 34 Jandra respira lento mientras atraviesa la piscina como si atravesara de nuevo el tiempo. Una mueca aparenta el recuerdo de ese pequeño lapso de felicidad que le tocó vivir, y una y otra y otra vez trata de encontrar, mientras bracea, esos pedazos de alegría para rescatarlos y hacerlos suyos, suyos y de nadie más. No todo puede pasar en lágrimas y enojos. Aquello de En el principio pasó tan rápido, algún monstruo volteó aprisa las hojas de su historia. Sumergiendo la cabeza, Jandra espera que el agua le corra las lágrimas, y el sol arranque algo de la humedad de su cuerpo