Dicen que esas lunas son las mejores, una especie de compañía para los diurnos y solitarios.
LUNA DE
OCTUBRE
PROSA
Las 7 .a.m. y no hay buenos días, cuatro
bostezos, dos pies en un sueño frio y empolvado, una cama vacía vista desde arriba, un cuarto solo… sin luna de Octubre.
El agua tibia calma los nervios y levanta los ánimos de complacer un instinto sexual que, la falta de encanto
y de dinero no puede llenar; después
de todo el único amor que dura para
siempre, es el amor propio. Remordimiento, soledad, leche fría, cereal seco.
José Luis Bello García
Las lunas de Octubre no se asoman en
Septiembre, cosa rara, en el piso donde
se vaga, nada está donde debería. A estas
horas, se escuchan los rumores de bocas
cerradas de las personas paradas en el
umbral de una puerta; se escuchan perfectamente, pero no es algo que quieras
entender, son de esas cosas que escuchas
a lo lejos; estas personas, casi siempre
sin nombre, es lo único que saben decir.
Un cigarrillo, 5 cuadras, un bostezo más; un suspiro y más o menos 500 gramos de melancolía.
Rostros a medio dibujar en asientos gra-
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