cuerpo se deshace lentamente,
como si fuera un piedra erosionada
por el viento; con la certeza de que
voy a morir y también, a sonreír.
Comienza con mis manos, creadoras y destructoras. Prosigue con
mis pies, cansados de no cansarse, ansiosos de no volver a pisar.
Quisiera llevar a las personas
que amo estos trozos de mí convertidos en viento, dejarles respirar esta felicidad reconciliada;
compartir estos últimos momentos de tranquilidad y pureza,
mas no es posible, estoy solo, lo
saboreo al comenzar a sonreír.
Mi vida es un momento fugaz en la
existencia de la vida, una pequeña
luz que pasará desapercibida, pero
con el orgullo de brillar por si sola,
brillando con el motivo de la esperanza, de la vida defendiéndose,
con la fugaz ilusión de motivar a
otras pequeñas luces a encandilar.
31
El cuerpo que estoy dejando
es un préstamo de la naturaleza, no soy lo físico del cuerpo; me compongo de esencia,
de sentir, de vivir, de olvidar.
Me dijeron que al morir la vida
pasa frente a tus ojos, como si fuera una película, con esas ligeras
manchas y líneas negras que llenan
la pantalla, la dotan de realidad,
siempre imagine que al ver pasar
mi vida frente a mis ojos se vería
en blanco y negro, como en las películas francesas de la nueva ola,
donde escapan de las explicaciones, ya que estas restan realidad.
Que engaño mas grande, lo único
que puedo ver es lo que está frente
a mi, sin ánimo de ser remplazando por el pasado. Prefiero respirar
tranquilo y narrarme mi vida.
Como si fuera un cuento, como si
fuera un niño, quien no sabe el
contenido, pero que tiene la certeza de que cerrará con un final feliz,
como el que estoy teniendo ahora.