LETRINA LETRINA # 1 Mayo - junio 2012 | Page 26

PROSAno me atreví a usarla. materializarla, pero Si usted gusta, puede hacerlo. Yo necesito despejar mi mente. Ésta es la dirección de mi casa, la llave abre tanto la puerta como el segundo interruptor de la máquina, la primera llave yace en el primer interruptor. Gire ambas y será todo. Así de simple. “Pero, ¿de qué me habla?”-replicaba Eugene. “¿Cómo de qué? De lo obvio: en mi casa tengo una máquina que puede detener el tiempo. ¿Qué forma más sofisticada de sorprenderla, no cree?” Y diciendo eso se había alejado corriendo. Había pasado casi una hora observando su café, meditando la segura demencia de aquel hombre y quizás la propia al considerar consultar la dirección escrita en el papel. El ruido de la silla contigua lo hizo salir de una casa imaginaria para enfrentarse a Martha, sentada a su lado. Él estaba distinto y ella lo notaba. Eugene se observaba en los ojos de la mesera y sabía que tenía que actuar. Pensó que al menos algo sacaría del evento, que quizás un hecho extraordinario ayudaría a cautivar a la chica. Porque seguramente su vida simple y común no ayudaría en eso. Martha se aburriría al escuchar hablar de su trabajo, escaso además, o peor aún creería que estaba loco si le hablaba de sus sueños. La chica, disimulando su nerviosismo magistralmente, se observaba en los ojos de Eugene. 26 Él comenzó a hablar de la mañana de ese día. A pesar de sentirse ridículo, creía que la chica estaba realmente interesada, inclusive intrigada por la máquina. “Ésta es la llave” le dijo tras un buen rato de conversación. Y Martha le respond p