Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 204
¿Por qué, Señor, por qué el mundo se organizaba tan rematadamente mal?
El quesero, a pesar del estado de ánimo de Daniel, el Mochuelo, se sentía
orgulloso de su decisión y de poder llevar a cabo su decisión. Lo que no podían
otros. La víspera habían recorrido juntos el pueblo, padre e hijo, para
despedirse.
—El chico se va mañana a la ciudad. Tiene ya once años y es hora de que empiece
el grado.
Y el quesero se quedaba plantado, mirándole a él, como diciendo: "¿Qué dice el
estudiante?". Pero él miraba al suelo entristecido. No había nada que decir.
Bastaba con obedecer.
Pero en el pueblo todos se mostraban muy cordiales y afectuosos, algunos en
exceso, como si les aligerase no poco el saber que al cabo de unas horas iban a
perder de vista a Daniel, el Mochuelo, para mucho tiempo. Casi todos le daban
palmaditas en el cogote y expresaban, sin rebozo 709 , sus esperanzas y buenos
deseos:
—A ver si vuelves hecho un hombre.
—¡Bien, muchacho! Tú llegarás a ministro. Entonces daremos tu nombre a una
calle del pueblo. O a la Plaza. Y tú vendrás a descubrir la lápida y luego
comeremos todos juntos en el Ayuntamiento. ¡Buena borrachera ese día!
Y Paco,
el
herrero,
encarnado despedía un
le
guiñaba
vivo centelleo.
un
ojo
y
su
pelo
La Guindilla mayor fue una de las que más se alegraron con la noticia de la marcha
de Daniel, el Mochuelo.
—Bien te viene que te metan un poco en cintura, hijo. La verdad. Ya sabes que yo
no tengo pelos en la lengua. A ver si en la ciudad te enseñan a respetar a los
animales y a no pasear en cueros 710 por las calles del pueblo. Y a cantar el
"Pastora Divina" como Dios manda. —Hizo una pausa y llamó—:
709
710
Disimulo
Desnudo
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