Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 18
más de doscientos kilos—dijo.
Paco, el herrero, bajó los ojos, un poco avergonzado de su enorme fortaleza.
—Podría llevar encima cien kilos más, señor cura. No sería la primera vez... —
insistió.
Y la Virgen recorrió el pueblo sobre los fornidos hombros de Paco, el herrero, a
paso lento y haciendo cuatro paradas: en la plaza, ante el Ayuntamiento, frente
a Teléfonos y, de regreso, en el atrio de la iglesia, donde se entonó, como era
costumbre, una Salve popular. Al concluir la procesión, los chiquillos rodearon
admirados a Paco, el herrero. Y éste, esbozando una sonrisa pueril 40 , les obligaba
a palparle la camisa en el pecho, en la espalda, en los sobacos.
—Tentad, tentad —les decía—; no estoy sudado; no he sudado ni tampoco una
gota.
La Guindilla mayor y las Lepóridas censuraron a don José, el cura, que hubiese
autorizado a poner la imagen de la Virgen sobre los hombros más pecadores del
pueblo. Y juzgaron el acto meritorio de Paco, el herrero, como una ostentación
evidentemente pecaminosa. Pero Daniel, el Mochuelo, estaba en lo cierto: lo que
no podía perdonársele a Paco, el herrero, era su complexión y ser el hombre más
vigoroso del valle, de todo el valle.
40
Pueril: Infantil
18