Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 159
—Lo quemaremos entonces —dijo, sombrío.
Y al día siguiente, reunidos en el corral del párroco los elementos de la comisión,
se quemó el aparato proyector. Junto a sus cenizas, la Guindilla mayor, en plena
fiebre inquisidora, proclamó su fidelidad a la moral y su decisión inquebrantable
de no descansar hasta que ella reinase sobre el valle.
—Don José —le dijo al cura, al despedirse—, seguiré luchando contra la
inmoralidad. No lo dude. Yo sé el modo de hacerlo.
Y al domingo siguiente, al anochecer, tomó una linterna y salió sola a recorrer
los prados y los montes. Tras los zarzales y en los lugares más recónditos y
espesos encontraba alguna pareja de tórtolos arrullándose. Proyectaba sobre los
rostros confundidos el haz luminoso de la linterna.
—Pascualón,Elena,
estáis en pecado mortal —decía tan sólo. Y se retiraba.
Así recorrió los alrededores sin fatigarse, repitiendo incansablemente su
terrible admonición:
—Fulano, Fulana, estáis en pecado mortal.
"Ya que los mozos y mozas del pueblo tienen la conciencia acorchada 586 , yo
sustituiré a la voz de su conciencia", se decía. Era una tarea ardua la que echaba
sobre sí, pero al propio tiempo no estaba exenta de atractivos.
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Dicho de la sensibilidad de alguna parte del cuerpo: embotarse (‖ debilitarse).
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