Leemos el camino segundo A Los chicos leemos El camino versión 2 B con introd | Page 145

con Daniel, el Mochuelo, en casa del Moñigo a esperar los acontecimientos desde el ventanuco del pajar. El asunto estaba bien planeado y todo, mas a pique estuvo de venirse abajo. La Sara, como de costumbre, tenía encerrado al Moñigo en el pajar cuando ellos llegaron. Y eran las siete menos cuarto. Daniel, el Mochuelo, presumía que, necesitando como necesitaba el Peón una mujer desde hacía diez años, no se retrasaría ni un solo minuto. La voz de la Sara se desgranaba 542 por el hueco de la escalera. A pesar de haber oído un millón de veces aquella retahíla 543 , Daniel, el Mochuelo, no pudo evitar ahora un estremecimiento: —Cuando mis ojos vidriados y desencajados por el horror de la inminente muerte fijen en Vos sus miradas lánguidas 544 y moribundas... El Moñigo debía saber que eran cerca de las siete, porque respondía atropelladamente, sin dar tiempo a la Sara a concluir la frase: —Jesús misericordioso, tened compasión de mí. La Sara se detuvo al oír que alguien subía la escalera. Eran el Mochuelo y el Tiñoso. —Hola, Sara —dijo el Mochuelo, impaciente—. Perdona al Moñigo, no lo volverá a hacer. —Qué sabes tú lo que ha hecho, zascandil 545 —dijo ella. —Algo malo será. Tú no le castigas nunca sin un motivo. Tú eres justa. La Sara sonrió, complacida. —Aguarda un momento —dijo, y prosiguió rápidamente, ansiando dar cuanto 542 Pasar entre los dedos las cuentas del rosario mientras se reza Serie larga de sucesos o cosas no materiales, iguales o análogas, que están, suceden o se mencionan una tras otra 544 Que carece de fuerza, vigor o lozanía. 545 Hombre que va de un lado a otro sin hacer nada de provecho. 543 145