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bodas. Los novios pasaron una semana en la ciudad y de regreso le faltó tiempo a la Mariuca para anunciar a los cuatro vientos que estaba encinta 317 . —¿Tan pronto? —la preguntó la Chata, que no se explicaba cómo unas mujeres quedaban embarazadas por acostarse una noche con un hombre y otras no, aunque se acostasen con un hombre todas las noches de su vida. —Anda ésta. ¿Qué tiene la cosa de particular? —dijo. azorada 318 , la Mariuca. Y la Chata masculló una palabrota por dentro. El proceso de gestación 319 de la criatura no fue normal. A medida que se le abultaba 320 el vientre a la Mariuca se le afilaba la cara de un modo alarmante. Las mujeres comenzaron a murmurar que la chica no aguantaría el parto. El parto sí lo aguantó, pero se quedó en el sobreparto. Murió tísica a la semana y media de dar a luz y dio a luz a los cinco meses justos de suicidarse la Josefa. Las comadres del pueblo empezaron a explicarse entonces la precipitación de la Mariuca por pregonar su estado, aun antes de apearse 321 del tren que la trajo de la ciudad. Quino, el Manco, según decían, pasó la noche solo, llorando junto al cadáver, con la niñita recién nacida en los brazos y acariciando tímidamente, con el retorcido muñón, las lacias 322 e inertes melenas rubias de la difunta. La Guindilla mayor, al enterarse de la desgracia, hizo este comentario: —Eso es un castigo de Dios por haber comido el cocido antes de las doce. Se refería a lo del alumbramiento prematuro, pero el ama de don Antonino, el marqués, tenía razón al comentar que seguramente no era aquello un castigo de Dios, puesto que Irene, la Guindilla menor, había comido no sólo el cocido, sino la sopa también antes de las doce, y nada le había ocurrido. Dicho de una mujer: preñada Irritar, encender, infundir ánimo. 319 Embarazo, preñez 320 Grueso, grande, de mucho bulto. 321 Hospedarse, alojarse 322 Dicho del cabello: Que cae sin formar ondas ni rizos. 317 318