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grande, algo muy grande en la vida, Danielín; tu padre y yo hemos querido que por nosotros no quede. Volvió a sorber la moquita y quedó en silencio. El Mochuelo se repitió: "Algo muy grande en la vida, Danielín", y movió convulsivamente la cabeza. No acertaba a comprender cómo podría llegar a ser algo muy grande en la vida. Y se esforzaba, tesoneramente, en comprenderlo. Para él, algo muy grande era Paco, el herrero, con su tórax inabarcable, con sus espaldas macizas y su pelo híspido 10 y rojo; con su aspecto salvaje y duro de dios primitivo. Y algo grande era también su padre, que tres veranos atrás abatió un milano 11 de dos metros de envergadura... Pero su madre no se refería a esta clase de grandeza cuando le hablaba. Quizá su madre deseaba una grandeza al estilo de la de don Moisés, el maestro, o tal vez como la de don Ramón, el boticario, a quien hacía unos meses habían hecho alcalde. Seguramente a algo de esto aspiraban sus padres para él. Mas, a Daniel, el Mochuelo, no le fascinaban estas grandezas. En todo caso, prefería no ser grande, ni progresar. Dio vuelta en el lecho y se colocó boca abajo, tratando de amortiguar la sensación de ansiedad que desde hacía un rato le mordía en el estómago. Así se hallaba mejor; dominaba, en cierto modo, su desazón. De todas formas, boca arriba o boca abajo, resultaba inevitable que a las nueve de la mañana tomase el rápido 12 para la ciudad. Y adiós todo, entonces. Si es caso... Pero ya era tarde. hacía muchos años que su padre acariciaba aquel proyecto y él no podía arriesgarse a destruirlo todo en un 10 Erizado, tieso 11 Ave rapaz diurna de tamaño mediano , plumaje pardo rojizo en el cuerpo , cola ahorquillada y alaslar gas , por lo cual tiene el vuelo facilísimo y sostenido , y que se alimenta con preferencia de roedores pequeños , insectos y carroñas . 12 Tren rápido