Leemos el camino segundo A leemos el camino A con introducción | Page 52

. —Qué bonita, ¿verdad, Daniel? Es una vaca lechera — dijo su madre. El niño la miró estupefacto. Él no había visto leche más que en las perolas 207 y los cántaros. —No, madre, no es una vaca lechera; mira, no tiene cántaras 208 —enmendó. La madre reía silenciosamente de su ingenuidad. Le tomó en el regazo y aclaró: —Las vacas lecheras no llevan cántaros, hijo. Él la miró de frente para adivinar si le engañaba. Su madre se reía. Intuyó Daniel que algo, muy recóndito 209 , había detrás de todo aquello. Aún no sabía que existiera "eso", porque sólo tenía tres años, pero en aquel instante lo presintió. —¿Dónde llevan la leche entonces, madre? —indagó, ganado por un súbito afán de aclararlo todo. Su madre se reía aún. Tartamudeó un poco, sin embargo, al contestarle: —En... la barriga, claro —dijo. Como una explosión retumbó la perplejidad del niño: 207 Especie de perol , más pequeño que el ordinario . 208 Medida de capacidad para líquidos 209 Muy escondido , reservado y oculto .