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constatase que aún existía en su cuerpo pujanza 544 y la eficacia de la virilidad. Aún no
estaba neutralizado como sexo; contaba todavía. Y se dio en pensar en
eventualidades 545 susceptibles de ser llevadas a la práctica. Y así nació la idea de
introducir una flor cada mañana a la Guindilla, por debajo de la puerta de la tienda,
antes de que el pueblo despertase.
Quino, el Manco, sabía que en esta ocasión había que obrar con tiento. El pueblo
aborrecía a la Guindilla y la Guindilla era una puritana 546 y la otra Guindilla un gato
escaldado. Tenía que actuar, pues, con cautela 547 , sigilo 548 y discreción.
Cambiaba de flor cada día y si la flor era grande introducía solamente un pétalo. Quino,
el Manco, no ignoraba que una flor sin intención se la lleva el viento y una flor
intencionada encierra más fuerza persuasiva que un filón de oro. Sabía también que la
asiduidad 549 y la constancia terminan por mellar 550 el hierro.
Al mes, todo este caudal de ternuras acabó revertiendo, como no podía menos, en
don José, el cura, que era un gran santo.
Dijo la Guindilla:
—Don José, ¿es pecado desear desmayarse en los brazos de un hombre?
—Depende de la intención —dijo el párroco.
—Sin más intención que desmayarse, don José.
—Pero, hija, ¿a tus años?
—Qué quiere, señor cura. Ninguna sabe cuándo le va a llegar la hora. El amor y la
muerte, a traición. Y si es pecado desear desmayarse en los brazos de un hombre, yo
vivo empecatada, don José, se lo advierto. Y lo mío no tiene remedio. Yo no podré
desear otra cosa aunque usted me diga que ése es el mayor pecado del mundo. Ese
deseo puede más que yo.
544
545
546
Fuerza, vigor
Suceso que puede suceder o no, que se plantea de forma imprevista
Exagerada escrupulosidad en el proceder
Cuidado
Sin que nadie se enterase
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Perseverancia
550
Menoscabar, disminuir
547
548