Lección Didáctica Lección didáctica | Page 18

Cuanto el valor y el patriotismo pueden, el patriotismo y el valor agotan; mas ¡ay! sin fruto. Tú de aquella escena pintarás el horror, tú que a las sombras belleza das, y al cuadro de la muerte sabes encadenar la mente absorta. Tú pintarás al vencedor furioso que ni al anciano trémulo perdona, ni a la inocente edad, y en el regazo de la insultada madre al hijo inmola. Pocos reserva a vil suplicio el hierro; su rabia insana en los demás desfoga un enemigo que hacer siempre supo, más que la lid, sangrienta la victoria. Tú pintarás de Chamberlén el triste pero glorioso fin. La tierna esposa herido va a buscar; el débil cuerpo sobre el acero ensangrentado apoya; estréchala a su seno. «Libertarme de un cadalso afrentoso puede sola la muerte (dice); este postrero abrazo me la hará dulce; ¡adiós!» Cuando con pronta herida va a matarse, ella, atajando el brazo, alzado ya, «¿tú a la deshonra, tú a ignominiosa servidumbre, a insultos más que la muerte horribles, me abandonas? Para sufrir la afrenta, falta (dice) valor en mí; para imitarte, sobra. Muramos ambos». Hieren a un tiempo dos aceros entrambos pechos; abrazados mueren. ........................... Pero ¿al de Margarita qué otro nombre deslucirá? ¿donde hasta el sexo blando con los varones las fatigas duras y los peligros de la guerra pa rte; donde a los defensores de la patria forzoso fue, para lidiar, las armas al enemigo arrebatar lidiando; donde el caudillo, a quien armó Fernando de su poder y de sus fuerzas todas para que de venganzas le saciara, al inexperto campesino vulgo que sus falanges denodado acosa, el campo deja en fuga ignominiosa? ........................... Ni menor prez los tiempos venideros a la virtud darán de Cartagena. No la domó el valor; no al hambre cede, que sus guerreros ciento a ciento siega. Nadie a partidos viles presta oídos; cuantos un resto de vigor conservan, lánzanse al mar, y la enemiga flota en mal seguros leños atraviesan. Mas no el destierro su constancia abate, ni a la desgracia la cerviz doblegan; y si una orilla dejan, que profana la usurpación, y las venganzas yerman, ya a verla volverán bajo estandartes que a coronar el patriotismo fuerzan a la fortuna, y les darán los cielos a indignas manos arrancar la presa. En tanto, por las calles silenciosas, acaudillando armada soldadesca, entre infectos cadáveres, y vivos en que la estampa de la Parca impresa se mira ya, su abominable triunfo la restaurada inquisición pasea; con sacrílegos himnos los altares haciendo resonar, a su honda cueva desciende enhambrecida, y en las ansias de atormentados mártires se ceba. ........................... ¿Y qué diré de la ciudad que ha dado a la sagrada lid tanto caudillo? ¡Ah que entre escombros olvidar pareces, turbio Catuche, tu camino usado! ¿Por qué en tu margen el rumor festivo calló? ¿Dó está la torre bulliciosa que pregonar solía, de antorchas coronada, la pompa augusta del solemne día? Entre las rotas cúpulas que oyeron sacros ritos ayer, torpes reptiles anidan, y en la sala que gozosos banquetes vio y amores, hoy sacude la grama del erial su infausta espiga. Pero más bella y grande resplandeces