Latitude Revista Latitude 2016 | Page 13

En este orden de ideas, hay que tener varios puntos en cuenta. Primero, la investigación no necesariamente lleva a producir conocimientos nuevos. Segundo, el conocimiento no se acumula por inercia a través del tiempo. Tercero, y más importante, la producción de conocimiento depende de las instituciones, organizaciones e individuos que la mediatizan. Teniendo todo esto en mente, la cuestión que surge es si se puede «producir conocimiento», sin antes establecer políticas para mejorar el aprendizaje y la enseñanza del conocimiento, sin diseñar mejores métodos para transmitirlo, sin que haya medidas para preservarlo. En parte, la deficiencia del sistema educativo panameño viene de fallas en los métodos. Si estas condiciones se dan, la base de la producción del conocimiento —y de la innovación—, que son las de haber obtenido conocimientos previos, ya sea acumulados o nuevos, que incluyen las mismas habilidades para aprender e investigar, también es deficiente. La mayor duda que viene a la mente es qué tanto de ilusión hay en el discurso político y académico en la idea de que en un país con tan poca población, con tan pocos científicos, con un sistema educativo con amplias falencias y con pocos recursos surjan grandes investigadores que con sus «innovaciones» pongan al país a competir en el ámbito internacional. ¿Basta con tener una pequeña élite de graduados en universidades extranjeras, de mayor o menor prestigio, involucrados en investigación (y no tanto en la docencia) para crear una cultura de la investigación, innovar y producir conocimiento? 13