Lascivia No 63 Enero 2020 Lascivia 63 Enero 2020 | Page 334

sobrellevar sola. Lo que no tenía dudas de que alguna manera, cumplimentando mis asignaturas pendientes, creo que cuando tenía los doce, si bien mi ma- dre fue controlando los impulsos de Jerry en su momento, yo también me autocensuré, y hasta en el pensamiento, no ha pasado demasiado tiempo, apenas dos años desde aquellos días, y mi mente a creado situa- ciones más allá de la realidad. Pasaron un par de días hasta que decidí regresar, mi curiosidad y el deseo me superaban, después de un buen rato de espera se fueron reu- niendo los perros, espere a estar todos para comenzar a desnudarme, el calor era bastante sofocante, pero ya no tenía mucho tiempo para seguir esperando. Había llegado un perro negro, con algunas cicatrices en su cuerpo, bastante grande e imponente, realmente me dio algo de temor, pero a su vez una atracción, aparentemente el jefe de esa jauría o por lo menos el que dominaba al resto, dado que se separan de mi, como ofreciéndome, me acerco, lo acaricie, aunque sentía cierto reparo en él, tenía un aspec- to algo agresivo, pero a pesar de eso, me fui brindando, acariciando su cara y dejarlo pasar su lengua por mi rostro. Estaba bastante transpirada, por el calor, pero a su vez por la tensión que me embargaba, me coloque parada frente a su carota, y comenzó a lamerme, abriéndome de piernas para ofrecer mi vulva, para sentir sus lamidas, no haciéndose esperar, una nueva lengua friccionaba mi vagi- na, que no tardo en cautivarme, además me llamo la atención porque el resto de los perros no se acercaron. Era el macho Alfa, si bien era una suposición, me atraía la idea de que fuese quien lo hiciese. Mi cuerpo, al percibir su áspero contacto, se fue transportando, la ex- citación me dominaba, aunque el temor me paralizaba, cuando se acer- co el segundo perro, mientras me aplicaban ese sexo oral perruno, al tenerlo a mi lado con algo de cautela, toqué se bulto, notando como su miembro intentaba brotar, me atraía esa situación, desnuda ante estos caninos, y excitada por uno de ellos, hasta que una convulsión me trajo