Las Hurdes, Tierra sin pan (1933):Notas sobre el documental de Buñuel | Page 9

La forma posmoderna de entender la historia podría relacionarse con el documental a través de lo que Bill Nichols 13 describe con las siguientes categorías: documental reflexivo, performativo y poético. También con lo que otros autores han descrito como Film-ensayo e incluso con el mockumentary o falso documental, pues aunque entre ellos quepan distinciones de carácter formal todas estas variantes hacen una reflexión sobre la construcción de la realidad, de la historia o de la memoria colectiva y sobre el concepto de verdad. Todas estas nociones tienen en el pensamiento posmoderno unas connotaciones específicas que son visualmente traducidas por el cine factual, que a fin de cuentas se convierte en una especie de pensamiento visual o audiovisual, por utilizar la denominación de Chion. A través de la categoría posmoderna de historia y de la capacidad del cine para reconstruir acontecimientos, hilvanarlos en un hilo conductor que les de sentido o reconstruir la memoria histórica –que no es exclusiva del género documental- también podría explicarse lo que me voy a permitir describir como “fiebre del archivo”, que se manifiesta en los documentales catalogados como found footage o de metraje encontrado; puesto que en la posmodernidad la historia no es la Historia Universal, constituida por grandes personalidades y grandes acontecimientos, sino que la historia la escribe con sus actos los hombres concretos y las colectividades, cobrando vital importancia la dimensión subjetiva de la historia, lo que sucede en el ámbito de lo privado, local o la autobiografía, género que había sido tradicionalmente reservado a las mujeres, que las escribían a manera de confesiones; en resumen, en la posmodernidad cobra importancia la “pequeña historia” y eso en el cine factual se traduce en el recurso al álbum familiar, al video casero o a una supuesta cinta olvidada en el baúl de los recuerdos. Tras este elenco de categorías (mockumentary, found-footage, Film-ensayo, etc.) que los expertos utilizan para intentar clasificar las nuevas y extrañas variantes de cine documental o factual que están surgiendo en la actualidad, pero que tampoco son nada nuevas; no nos debe extrañar que el propio Buñuel le diese nombre a una nueva: los documentales psicológicos. En nuestra opinión es a este género de documentales al que pertenece Las Hurdes (1933), así como muchas otras obras suyas catalogadas como ficción surrealista; pues, si somos consecuentes, el surrealismo no sería sino la representación de la realidad oculta de lo inconsciente, que en el cine sólo puede mostrarse de forma oblicua a través de ciertos recursos estilísticos y formales de carácter metafórico en cuyo uso Buñuel ha resultado ser un maestro. La fuerza de Las Hurdes (1933) como ensayo fílmico no radicaría tanto en su verismo como en la mostración de ese inconsciente social y, sobre todo, como apunta Conley, en una crítica autoconsciente de Buñuel al “fundamento de la verdad fílmica” 14 : en el cine, ya sea éste factual o no, y por más que éste se autocalifique de “realista”, la realidad, la verdad, la memoria, la historia, siempre se presentan no sólo a 9