Las Hurdes, Tierra sin pan (1933):Notas sobre el documental de Buñuel | Page 8
La obra de Buñuel, donde se difuminan los límites entre realidad y ficción,
podría reinterpretarse desde la categoría de no-ficción y desde el psicoanálisis como una
serie de documentales psicológicos donde el director turolense explora el deseo sexual
en la sociedad burguesa -entre otras cosas- (Un perro andaluz, 1929), los márgenes de la
sociedad del progreso y la industria (Tierra sin pan, 1933 y Los olvidados, 1950), las
fantasías sexuales de una mujer burguesa (Belle de jour, 1967), el inconsciente colectivo
de las clases dominantes (La edad de oro, 1930) o ciertas patologías psicológicas (Él,
1952-53, tomada como ejemplo por el propio Lacan para impartir sus clases); o como
argumenta Agustín Sánchez Vidal:
«En una carta a José Rubia Barcia le confesaba en 1952 que Subida al cielo
“está muy cerca del documental”, apreciación bajo la que cabe cobijar muchas de sus
cintas mexicanas, pero también Simón del desierto, que viene a ser un documental sobre
un anacoreta; o La Vía Láctea que, a pesar de su aire abstracto y metafísico, definió
como “una especie de documental sobre las herejías”» 11 .
Si las películas de Buñuel pudieran ser interpretadas como “documentales
psicológicos” – de psicología social y psicología del individuo- tal y como pretendemos
dejar indicado en este trabajo y haciendo uso de la propia clasificación que Buñuel
describió en su autobiografía 12 , deberíamos tener en cuenta entonces que Buñuel
introduce documentales dentro de sus documentales: utiliza de forma metafórica un
documental sobre escorpiones al comienzo de La edad de oro (1930) para ilustrar con
imágenes su concepción pesimista de la existencia, que puede resumirse en la máxima
de Hobbes “homo homini lupus”; así como también en Las Hurdes (1933) introduce un
documental sobre el mosquito “anopheles” para explicar de forma indirecta la causa del
paludismo y la malaria en aquella región.
Fragmentos de enciclopedia, un documental dentro de un documental, escenas
construidas, comentarios del narrador que no se corresponden con lo mostrado en las
imágenes, música como contrapunto; Las Hurdes (1933) también respondería, en cierta
medida, a esa estética posmoderna del collage adoptada por los Nuevos Cines –véase a
J.L. Godard- y por el documental auto-reflexivo actual y el Film-ensayo al que Buñuel
se habría anticipado como lo haría Vigo con À propos de Nice (1929), Orson Welles
con F for fake (1973) o Woody Allen con Zelig (1982). En cierto sentido Tierra sin pan
(1933) es un “metadocumental”. El peculiar subtítulo utilizado por el director turolense
–“ensayo de geografía humana”- que intentaremos explicar más adelante, podría
justificar la catalogación de Las Hurdes (1933) como una modalidad de documental que
se acerca al Film-ensayo, un ensayo fílmico, a fin de cuentas, que no sería más que
pensamiento puesto en imágenes, como el ensayo propiamente dicho no es otra cosa
que pensamiento en acto.
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