Las Hurdes, Tierra sin pan (1933):Notas sobre el documental de Buñuel | Page 16

francesa en la primera sonorización de 1936 e incorporada posiblemente en 1965, con ocasión se la restauración y segunda sonorización del film, dado el interés del productor Pierre Braunbergen, que en un principio le negó la financiación a Buñuel, por los derechos de la cinta para poder distribuirla. Este fragmento no aparece en algunas de las copias, como la que se encuentra en el MoMA o en la Cinemateca de Toulouse –que contiene los descartes de Buñuel- y de ello podemos deducir que la versión visionada para nuestro comentario es la versión francesa reconstruida por Braunbergen a la que se le han añadido los planos censurados y de la que se ha eliminado la coda antifascista, por lo que puede tratarse de una de las versiones más fieles al montaje original que realizó Buñuel en 1933. 3.2. Estructura y peculiaridades Puntuada por cinco encadenados, Tierra sin pan (1933) consta más o menos de 260 planos 23 , que se alternan aproximadamente con una frecuencia de 7 segundos, algo poco usual tratándose de un documental de los años treinta inspirado, según Conley 24 en la concepción del plano sostenido del realismo poético y en el montaje intelectual de Serguei M. Eisenstein; por ello, en primer lugar, queremos destacar la viveza de la planificación en contraste con el efecto de estatismo, que en general produce el film al ser visionado: la fugacidad del tempo fílmico, del ritmo, frente al efecto de temporalidad suspendida o sostenida, que haría referencia a la forma misma de vida de los hurdanos, que a pesar de habitar el presente, vivirían en realidad en una temporalidad casi mítica que hace referencia a los orígenes de nuestra civilización, en un tiempo mítico sostenido. Queremos destacar también el predominio del primer plano, que Buñuel suaviza introduciendo fundidos o encadenados al pasar a un plano más general o a una panorámica, sustituyendo con ello la tradicional forma de transición entre el primer plano y el plano general a través de un plano medio. Los primeros planos se detienen en los rostros de las mujeres, los niños y los enanos acentuando sus rasgos y la expresión de las miradas al estilo de Dreyer –al que Buñuel admiraba y sobre el que escribió algún artículo en su juventud- también lo hacen en los pies descalzos de los infantes subrayando la ausencia de calzado y todo lo que conlleva. Son planos muy sugerentes que remiten a ideas abstractas y que Buñuel monta por contraste, consiguiendo con ello que su sentido trascienda lo real filmado y remita a ideas que están más allá y que son evocadas por el conjunto de la obra, que incluye también el montaje sonoro y el musical: en Tierra sin pan (1933) cada plano es una idea y su ensamblaje construye no 16