Las Hurdes, Tierra sin pan (1933):Notas sobre el documental de Buñuel | Page 15
Como hemos mencionado con anterioridad, haciendo referencia a las palabras
del propio Buñuel en una entrevista con José de la Colina y Tomás Pérez Turret y a su
concepción del montaje; Tierra sin pan (1933) es un documental escenificado –aunque
a estas alturas podríamos preguntarnos cuál no lo sería-. Es decir, en tanto cine factual
Buñuel hace uso de la puesta en escena, aunque como documental psicológico o film-
ensayo lo que Buñuel pondría en escena -o en imágenes- sería el inconsciente social de
la España de la República. El trabajo de puesta en escena se refleja sobre todo en las
escenas colectivas, que son construcciones o, en este caso y en el del género documental
en general, escenificaciones de la realidad social de los hurdanos (tradiciones,
costumbres, rituales de la vida diaria) que el propio Buñuel dirigía meticulosamente de
la misma forma que indicaba a sus actores incluso el más leve movimiento de ceja; con
la diferencia de que estos actores –a la manera neorrealista- serían actores no
profesionales y al mismo tiempo actores de sus propias vidas que se interpretan a ellos
mismos. Las escenas construidas, que serían la muerte de la cabra, el burro atacado por
las abejas, la niña enferma y el entierro fluvial, invitan al espectador actual a reflexionar
sobre la construcción de la realidad –o actualidad- a través de los medios de
comunicación, construcción que siempre pasa en cierta medida por la escenificación y
el discurso narrativo; pues la historia, la reconstrucción de los hechos –si no se entiende
a la manera positivista- de forma consciente o inconsciente nos obliga a ello, a insertar
los acontecimientos en una trama.
Cómo se las ingenió Buñuel para convencer a los hurdanos para que actuasen
para la cámara, o para que les permitiese matar una cabra, es algo a lo que sólo el propio
Buñuel -o los miembros de su equipo- nos podría aclarar. No obstante, a pesar del fuerte
contraste del dispositivo cinematográfico con una comunidad que ni tan siquiera
conocía la rueda, los hurdanos estaban ya bastante acostumbrados tanto a los aparatos
técnicos como a la intervención ajena en su vida cotidiana, debido a las dos visitas que
el rey Alfonso XIII realizó a la comarca, la última en 1922 -tan sólo once años antes de
que llegara Buñuel- acompañado por todo su séquito, el doctor Marañón y multitud de
fotógrafos y cronistas, entre ellos, los de la revista Estampa, que junto con la tesis de
Legendre inspirarían al propio Buñuel 22 .
Al parecer, una de las pocas escenas colectivas no construidas es la de la boda en
La Alberca junto con las tradiciones que le vienen aparejadas: la obligación del recién
casado de invitar a vino a todos los habitantes de la aldea y la de arrancar la cabeza de
un gallo. De esta última Buñuel filmó una escena que fue eliminada por la censura
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