Las Hurdes, Tierra sin pan (1933):Notas sobre el documental de Buñuel | Page 11
que existir muchas Hurdes y muchos olvidados para que podamos vivir en la
abundancia, puesto que el progreso nunca es un progreso para todos y lo es siempre a
costa de otros.
En este sentido, tanto Las Hurdes (1933) como Los olvidados (1950) no
supondrían un punto de ruptura en el desarrollo de la obra de Luis Buñuel, que aún a
través del más crudo realismo seguiría siendo coherente con el surrealismo. A pesar de
haber roto con el grupo de Breton justo antes de volver a España y de proyectar el
rodaje de Tierra sin pan (1933) seguiría siendo fiel a sus postulados: mostrar la cara de
la otredad, de la alteridad, de aquello que nuestra sociedad olvida y esconde en lo más
profundo de su inconsciente. Por ello, tanto en Las Hurdes (1933) como en Los
olvidados (1950) se lleva a cabo una conciliación de realismo y surrealismo que
conducen a una visión más completa de la realidad social y antropológica que trasciende
las imágenes factuales mostrándonos la cara oculta de la realidad y haciendo aflorar el
elemento irracional de lo real.
Como afirma el propio Buñuel en una entrevista con Raquel Tibol para el
periódico mexicano Novedades en 1953 recogida por Agustín Sánchez Vidal: «El
surrealismo no es algo inexistente que se agrega a la realidad, no inventa la realidad, la
ve más completa; no es algo que haya que buscar, está ahí. La Academia nos
acostumbró a pensar racionalmente, pero el hombre no es racional. Freud ha puesto al
descubierto su condición irracional. La razón es un elemento de contacto social, una
cláusula de convivencia; pero el subconsciente existe; por eso hoy podemos afirmar que
el surrealismo era lo que faltaba para completar nuestra visión de la realidad» 16
2.3. Las Hurdes: cruce entre vanguardia, surrealismo y realismo social
Para cerrar este apartado, aún sin dar respuesta a las preguntas que nos
planteamos en su inicio y contentándonos con la posibilidad de ofrecer simplemente
unas pinceladas, queremos justificar la catalogación de este atípico documental de
Buñuel como cruce entre vanguardia, surrealismo y realismo social. En nuestra opinión,
a pesar de que Luis Buñuel se codeara en Francia y en España con varios de los
exponentes de la vanguardia, tanto a nivel literario como artístico; Tierra sin pan (1933)
más que relacionarse con la primera vanguardia estética -cuya influencia, a pesar de
todo, se hace notar en la estructura rítmica del film, que es también el resultado del
interés de Buñuel por la música- tal y como hemos intentado justificar en los párrafos
precedentes, se anticiparía al film-ensayo que, en definitiva, podría describirse como una
tercera vanguardia de carácter puramente crítico y reflexivo, producto de la confluencia
entre arte, cine y pensamiento posmoderno, que está teniendo lugar en la actualidad en
el ámbito del documental o del cine factual, pero que cuenta con un buen número de
precedentes, entre ellos, Las Hurdes (1933). Respecto a la denominación de
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