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Intentó por horas y horas pero nadie llegó. Muy triste, buscó un lugar para descansar y se durmió pensando en que debía cambiar la música para el día siguiente.
Al amanecer, Olga se decidió a recorrer todo el jardín tocando su hoja de trébol. Bajo el sol ella andó y andó. Cuando llegó a la fuente se dio cuenta que venían atrás de ella otras diez hormigas que la acompañaban en silencio tímidas esperando que ella se percatara de su presencia, Al verlas Olga salto de la felicidad las saludo, las observo y les dijo
-¡no estan solas, no estamos solas !
Se quedaron junto a la fuente contando sus historias y porque habían decidido huir. Fue en ese momento que la más pequeña de ellas le preguntó:
-¿Qué tienes ahí? ¿porque suena así?
Olga, aun mas emocionada les enseñó las canciones que con rosa habían creado.
Al otro dia la despertó el ruido de tréboles, pequeñas ramas rocas chocando y de más objetos sonoros que las otras hormigas habían encontrado mientras ella dormía con un coro que le decía
-Juntas lo lograremos… juntas los reuniremos
En ese momento inició una travesía de música, conocimiento y amistad. Su primer objetivo fue conseguir el color amarillo cuyo guardián era “Gumu” diminutivo del nombre que le pusieron sus humanos Gumucio, un perro feliz alegre y creativo. Pero ¿el cómo podría escucharlas siendo tan pequeñas?