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Así que Rosa le obsequió a Olga el color Naranja por tomarse el tiempo de conocerla y saber cuáles eran sus intereses. El índigo por compartir con ella su relato y abrirse con ella, eso le generó confianza y por último el color rojo por escucharla con su canto y sus historias. Felíz Olga siguió su camino para encontrar los colores que le hacían falta.
Pero sería más sencillo recoger los colores si encontraba a sus amigas hormigas perdidas por las que había salido del hormiguero. Y se le ocurrió un gran idea.
- El sonido de esta hoja es muy llamativo, puede ser que si hago música las otras hormigas vengan hacia el sonido- Dijo Olga