Mientras expresaba su molestia, Olga golpeó sin querer una hoja de trébol que estaba casi seca y le resultó un sonido encantador para acompañar el canto de su nueva amiga. Le pareció que Rosa era muy sabia y podría ayudarle a mejorar las cosas en su jardín para que nadie menospreciara a las hormigas nunca más.
- ¿Como puedo hacer para que los demás se den cuenta que las hormigas somos importantes? Le preguntó a Rosa
- Creo que solo hay una solución a tu problema querida Olga. La luz hará que todos los habitantes de este jardín se reconozcan y vean que todos son importantes.
- ¡Sí! ¡Genial! ¿Y cómo consigo una luz tan poderosa?
- No es una luz cualquiera, es el arcoiris. Olga, debes reunir los colores del arcoiris para que las cosas mejoren aquí. En el tiempo que has estado aquí me parece que mereces los tres primeros que yo he guardado por mucho tiempo.
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