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Breve Historia de la Ornitología en los Altos Andes del Norte del Perú y Su Importancia para la Conservación
monolíticas conocidas actualmente como las falcónidas, debido a sus características semejantes a los halcones que todavía pueden ser observadas en el complejo histórico de Chavín de Huántar( Figura 2b). La cultura Recuay, por otro lado, ubicada en el Callejón de Huaylas y muchas otras partes de la sierra de Ancash, plasmó una gran cantidad de figuras de aves en cerámica, piedra y textiles, tanto en centros ceremoniales como en tumbas que datan entre 100 y 700 d. C. Algunas de ellas incluyen la perdiz, el búho o lechuza, y palomas( Figura 2c), especies que hasta hoy son comunes y forman parte del folclore andino.
Figura 2. Representaciones iconográficas de algunas aves de la Cordillera Blanca en las culturas Chavín( a, b; Rowe, 1962) y Recuay( c; Wegner, 2011):( a) el llamado“ cóndor”( sic, falcónida) de Chavín,( b) Pórtico de las Falcónidas, y( c) representaciones de perdiz, búho y paloma.
Varias de estas especies fueron nombradas comúnmente por los pobladores locales con nombres onomatopéyicos o quechuas que siguen siendo usados hasta la actualidad. Por ejemplo, el nombre“ Quéshero”, se le da al Semillero de Pecho Negro( Rhopospina fruticeti), por el sonido del canto matutino de los machos de esta especie. Otros nombres incluyen al“ Azul saco”( Xenodacnis parina), la“ Chaqua”( Nothoprocta ornata y N. pentlanti),“ Huachua”( Cholephaga melanoptera),“ Jatun Winchus”( Patagona gigas),“ Llacu Pato”( Merganetta armata),“ Llacu Pishcu”( Cinclus leucocephalus),“ Llique Llique”( Vanellus resplendans),“ Lluquis”( Turdus chiguanco),“ Pichizanca”( Zonotrichia capensis),“ Upa Pishco”( Geospizopsis plebejus),“ Quilliqsha”( Falco sparverious),“ Tuku”( Megascops koepckeae; Bubo virginianus),“ Ucush Pishcu”( Scytalopus affinis),“ Yanavico”( Plegadis ridgwayi), entre otros( ver Anexo 1). Sin embargo, la mayoría no posee nombres comunes nativos y varias especies pasaron desapercibidas por mucho tiempo. Es ahí donde el desarrollo de las primeras expediciones y estudios permitió ampliar nuestro conocimiento sobre las aves.
Primeras Expediciones Científicas y el Descubrimiento de Nuevas Especies( 1844-1983)
Los primeros estudios ornitológicos en el Perú se iniciaron con Johann Jakob von Tschudi, quien entre 1844- 1846 publicó su trabajo titulado Untersuchungen über die Fauna Peruana. Años más tarde, entre 1884 y 1886, Władysław Taczanowski publicó los tres volúmenes de su
obra Ornithologie du Pérou( Taczanowski, 1884a, 1884b, 1886). Entre 1857 y 1869, Antonio Raimondi se encontraba explorando la Cordillera Blanca, donde se tienen algunos registros que colaboró directamente con algunos ejemplares de aves para Taczanowski y el Museo de Historia Natural Javier Prado( MHNJP)( Vaurie, 1972; Valqui, 2005)( Tabla 1). Sin embargo, no es hasta 1899 en que una primera expedición llegó a los Andes del norte de Perú como parte de una iniciativa liderada por el mastozoólogo Thomas Oldfield del Departamento de Zoología del Museo Británico( Historia Natural). Entre 1898 y 1901, Oldfield junto con Perry O. Simmons colectaron una gran cantidad de especímenes a lo largo de los Andes de Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina( Chubb, 1919; Vaurie, 1972). De todas maneras, ninguna de estas exploraciones llegó a las zonas más elevadas de los Altos Andes.
Recién en marzo de 1932, Melbourne Armstrong Carriker colectó varios especímenes al norte de la Cordillera Blanca, entre los 1417 m( Yucacmarca) hasta los 4575 m en las alturas de Yánac( Stephens y Traylor, 1983). A partir de estos ejemplares, Carriker describió dos nuevas especies de aves asociadas a las zonas más altas de los bosques de queñuales( Polylepis spp.)( Carriker, 1933). El primero fue considerado tan particular por Carriker que creyó pertinente crear su propio género Yanacea; y en 1933 lo describió como Yanacea alpinus. Sin embargo, años después se le incluyó en el grupo de los Anairetes( Schulenberg y Johnson, 2011) y quedó nombrado como Anairetes alpinus hasta la fecha( Figura 3a). La segunda
Figura 3. Algunas de las especies amenazadas de la Cordillera Blanca, asociadas a los bosques de Polylepis.( A) El Torito de Pecho Cenizo( Anairetes alpinus), es actualmente una de las especies más amenazadas de la Cordillera Blanca y del Perú. Otras especies como( B) el Coludito Leonado( Sylviorthorhynchus yanacensis),( C) la Cotinga de Cachetes Blancos( Zaratornis stresemanni) o( D) el Ave del Queñual( Conirostrum binghami) también están altamente asociados a los bosques de Polylepis. El Parque Nacional Huascarán es uno de los pocos lugares donde su hábitat está legalmente protegido. Fotos: S. Sevillano-Ríos.
Revista de Glaciares y Ecosistemas de Montaña 2( 2017): 87-102
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