La Revista Digital 1 Versión Final Revista No. 2 - Prueva | Page 70

A. Guerrero y R. Paz Soldán En otras palabras, el ascenso social es hacia las ciudades, quedarse en la chacra es estar condenado a la pobreza, la ignorancia y la postergación, como efectivamente ocurre. Pero el problema no termina ahí, porque la familia campesina pierde por partida triple, ya que prescinde de los aportes de los niños en las actividades productivas y solventa los gastos de la escuela, es decir que no sólo deja de percibir, sino que le irroga un gasto importante, para finalmente terminar perdiendo lo más valioso que posee: su capital humano. En tercer lugar, tiene que solventar los gastos que la escuela exige para con los niños en uniformes, útiles escolares, las cuotas, etc. Otro problema es la experiencia y calidad de los docentes encargados de la acción pedagógica en la escuela rural, la mayoría recién egresados o intitulados (con serias deficiencias profesionales), con baja escala de remuneraciones y con expectativas de la “reasignación a las ciudades lo antes posible”. Esta situación se agrava cuando hay pocos alumnos y de varios grados, de manera que un docente tiene que dictar los contenidos educativos de varios grados al mismo tiempo además de ejercer las acciones administrativas y directivas de la IIEE (polidocencia multigrado o unidocencia). Otra dificultad se relaciona con los objetivos y las metodologías. Hasta mediados del siglo XX se impusieron los valores de occidente y la castellanización forzada a través de la educación pública, con una mentalidad colonizadora, sustentada en una jerarquía de superioridad de la cultura occidental en relación con las culturas de los pueblos originarios. Resultado de ello ha sido el debilitamiento y la extinción de muchas lenguas originarias y, por lo tanto, la desaparición de las culturas correspondientes. Esto ha redundado en un empobrecimiento del patrimonio común de la humanidad constituida por la diversidad cultural, situación que incide de manera directa en la diversidad natural de los ecosistemas de montaña. Hay espacio suficiente para plantearse algunas preguntas como: ¿al tratar el Estado de proveer un bien privado, por la ausencia de un mercado desarrollado, y al hacerlo mal –o deficientemente- incurre en una falla de gobierno? ¿Se puede proponer el desarrollo de un mercado educativo competitivo en la zona o conviene más corregir la falla de gobierno? 6 ¿Cuenta el Estado peruano con una política educativa para los niños campesinos de la Sierra? A continuación, trataremos de dar respuesta a estas interrogantes con la intención de buscar alternativas que puedan aportar con posibles avances en la solución de la compleja problemática insinuada. Un Marco de Análisis: Acerca del Modelo de Desarrollo El problema descrito sobre la educación rural en la sierra rural del país amerita un análisis contextualizado en los aspectos socioeconómico, ecológico y cultural, especialmente por su estrecha vinculación a los habitantes de los ecosistemas de montaña, con una tradición milenaria de relación con la naturaleza fuertemente maltratada e ignorada desde la conquista, generando una espiral de deterioro sin control. Existen varias acepciones de desarrollo, dependiendo de la complejidad del enfoque, que van desde la simple satisfacción de las necesidades básicas de las personas, la satisfacción de las necesidades individuales y colectivas de la sociedad organizada, el crecimiento económico, el cabal aprovechamiento de las potencialidades de la sociedad humana y las demás sociedades naturales y el equilibrio óptimo entre sociedad y naturaleza, como la base de una sostenibilidad definida e infinita. En tal sentido, entendemos el desarrollo como un proceso social global, que se caracteriza por el mejor empleo de los factores de la producción, a través de una mejor división del trabajo, de una mejor tecnología – innovación permanente-, de una adecuada utilización de los recursos naturales y de la disponibilidad de capital, todo orientado hacia el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, tanto individual como colectivamente. El concepto de calidad de vida está relacionado con elementos fundamentales muy vinculados a las necesidades humanas, tales como lo expresa la Pirámide de necesidades y satisfactores de Abraham Maslow (1991) 7 (Figura 1), sustentada y utilizada por muchos educadores. Esta teoría sostiene que, de acuerdo con el modo en que son satisfechas las necesidades más básicas (que están en la base de la pirámide), surgen progresivamente otras necesidades de mayor nivel hasta llegar a las relacionadas con las de autorrealización (que están en la parte superior de la misma pirámide). Evidentemente, se llega a estas cuando todos los niveles anteriores han sido logrados o, en su defecto, están en proceso de ser alcanzados. La tendencia evolutiva más reciente del desarrollo fija un rumbo hacia el cultivo de valores y talentos como la creatividad, la capacidad de innovación y la originalidad, denominadas habilidades blandas, así como la capacidad de cuestionar y de romper la rigidez y las fronteras de las apariencias del sentido común o el saber convencional, porque ahora el futuro se presenta, no como una historia lineal y progresiva, sino más bien sumamente turbulenta, de limitada previsibilidad y de gran incertidumbre. En el mundo rural, el mercado competitivo tiene un desarrollo incipiente, el mismo que –tal como sostiene Ostrom (2000)- “es en sí mismo un bien público” y que “ningún mercado puede existir por mucho tiempo sin instituciones subyacentes que lo mantengan”, situación de la que adolece el mundo rural andino. 7 Ver la pirámide de necesidades de Maslow: https://pacotraver.files.wordpress.com/2015/06/piramide_de_maslow.jpg 6 68 Revista de Glaciares y Ecosistemas de Montaña 2 (2017): 65-77