Políticas Públicas y Educación Rural en la Sierra del Perú: Identificando el Problema( 1 ra Parte)
Educación Intercultural Bilingüe( EIB), de la Educación para Todos( EPT)-consistentes con el Acuerdo Nacional y con acuerdos y mandatos internacionales-, además de las coordinaciones colaborativas y cooperativas intersectoriales, así como de un proceso de descentralización con enfoque territorial que tiende a fortalecer la institucionalidad del sector, las enormes brechas en el sistema educativo peruano aún persisten y se evidencian en los informes estadísticos actualizados del INEI( Perú Estadísticas del 2015) y del MINEDU( ESCALE 2015). Todo esto a pesar de la visión inclusiva del PEN 5 como un servicio público con metas al 2021.
Por ejemplo, las modalidades de educación a distancia( Ley N ° 28044, art. 13) – acceso y manejo de TICs- o en alternancia – como medios para efectivizar la estrategia de intervención en zonas rurales en la perspectiva de adecuarse a la cultura, lenguas, distancias, formas de vida de las poblaciones- presentan valores mínimos de cobertura( 1.7 % a distancia y 1.28 % en alternancia). Estos valores son poco significativos dada su importancia, porque el mundo rural sigue siendo un escenario de pobreza y extrema pobreza. Según resultados estadísticos del 2015, en el área urbana, la pobreza incidió en el 14.5 % de su población, en el área rural fue de 45.2 %, es decir, más del triple. En la sierra rural, la pobreza afectó al 49 % de sus habitantes y de ellos, el 16.9 % son pobres extremos.
Carlos Monge( 2007) presenta las características de la nueva ruralidad peruana, entre ellas encontramos que el mundo rural es amenazado, porque: nuestra riquísima megabiodiversidad se ve amenazada por el impacto del calentamiento global y el resultante cambio climático, que en el país se manifiesta como alteración de los ciclos hídricos y cambios en las temperaturas de la tierra y del mar; el mundo rural es directamente golpeado, y los más pobres tienen más dificultades para adaptarse. Este es uno de los problemas a enfrentar y constituye, hoy, uno de los mayores desafíos para el Estado.
Contando con esta información marco, este artículo trata de hacer un análisis cualitativo desde el enfoque del impacto económico-cultural sobre las brechas que limitan el acceso a una educación de calidad y concordante con las verdaderas necesidades y potencialidades de las familias rurales respecto del sistema educativo formal, al que envían a sus hijos para que se eduquen con la aspiración de ser mejores.
Esta categoría de“ ser mejores” hay que explicarla en función de los patrones culturales y el enfoque de desarrollo vigente en nuestra sociedad, que tiende más hacia una meta civilizadora que al desarrollo. Actualmente, los avances tecnológicos y la globalización ratifican el objetivo de la familia campesina respecto de la educación de sus hijos en el hecho de alejarse y marcar distancia de la condición de campesinos, peyorativamente desvalorada por ellos mismos y por el sistema vigente, que en concreto aun no manifiesta las soluciones o alternativas esperadas y mantiene – en la práctica-, respuestas muy limitadas y discriminatorias para con la población rural, en este caso con la población serrana.
La hipótesis planteada es que la educación de los hijos-en las condiciones actuales- para la familia campesina altoandina, que vive en los ecosistemas de montaña, resulta ser una inversión con altos sobrecostos y con resultados adversos, porque es una inversión que no retorna y obviamente no revierte en la economía campesina, es decir, no aporta al mejoramiento de los sistemas productivos que impulsan su supervivencia y que son la base de la economía familiar, y porque desvirtúa y destruye su ancestral conocimiento e idiosincrasia basada en su diversidad natural y cultural. Como se sabe, la familia campesina, en la mayor parte de casos, es económicamente independiente( aunque con altos niveles de precariedad). Sus ingresos provienen de la chacra o la parcela( generalmente muy pequeña), de las crianzas y del alquiler esporádico de su fuerza de trabajo.
En la parcela( la chacra), trabaja la unidad familiar en pleno-es decir participan en los procesos productivos todos sus miembros-, se dividen las tareas entre padres e hijos, y en algunos casos también se involucran los abuelos, tíos, primos, etc.( es decir, la familia ampliada), convirtiendo este espacio y“ el tiempo de trabajo” en una verdadera escuela creativa de interaprendizajes significativos. Los arreglos productivos interfamiliares son muy diversos, con categorías de intercambios de gran complejidad – incluso cultural-, en general totalmente al margen de las relaciones del mercado.
En este contexto, enviar los hijos a la escuela significa primeramente prescindir de sus aportes en las labores productivas, además de solventar el gasto que esto implica( uniformes, útiles e incluso el local escolar). Asimismo, desde la percepción de muchos padres de familia, la educación recibida“ deforma” al niño – o en todo caso, lo enfrenta a su propia cultura y realidad- al perseguir objetivos asociados a un proceso“ de civilización” en un camino-sin retorno- hacia las ciudades y con la consecuente pérdida de su identidad y de los saberes locales.
Como resultado, se tiene egresados( generalmente después de la secundaria, luego de 11 años en el mejor de los casos), que ya no están preparados o que ya no quieren involucrarse en las actividades productivas de la chacra. La escuela les ha enseñado que es mejor – de mayor prestigio- ir a la ciudad, y terminan por desarraigarse del mundo campesino( tanto cultural como económicamente).
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Visión de PEN al 2021:“ Todos desarrollan su potencial desde la primera infancia, acceden al mundo letrado, resuelven problemas, practican valores, saben seguir aprendiendo, se asumen ciudadanos con derechos y responsabilidades, y contribuyen al desarrollo de sus comunidades y del país combinando el capital cultural y natural con los avances mundiales [ Proyecto Educativo Nacional, 2011 ]”.
Revista de Glaciares y Ecosistemas de Montaña 2( 2017): 65-77
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