La Revista Digital 1 Versión Final Revista No. 2 - Prueva | Page 108

D. Walter
quechua). En efecto, como me lo contaron los campesinos, estos ancestros vivían en una época anterior a la nuestra, a la manera de los hombres de hoy, practicando la agricultura y la ganadería. Tratándose de sus animales, el tarugo, el cóndor, el zorrillo y la vizcacha eran respectivamente su vaca, su gallina, su cerdo y su conejo. Los campesinos fundan estas equivalencias en semejanzas físicas o etológicas. Así, en el caso del tarugo, le encuentran puntos comunes con la vaca, siendo ambos mamíferos de tamaño comparable, herbívoros, ungulados y dotados de astas o cuernos. Además, el tarugo es nombrado a menudo por su apodo de“ toro barroso”. Se han observado paralelismos similares en otras regiones de los Andes( Flores Ochoa, 1974; Casaverde Rojas, 1970; Salazar-Soler, 1990).
Ahora bien, hay que saber que en los Andes el tiempo se concibe como una sucesión cíclica de diferentes eras. Según los mitos, el mundo del pasado se acabó en un gigantesco cataclismo( o pachakuti): una lluvia de granizo de fuego( nina runtu), seguido de un diluvio. Esta gran catástrofe provocó la inversión del mundo: los antepasados fueron tragados por la tierra o rechazados hacia los espacios periféricos de las alturas, dejando lugar al mundo actual. Pero la era presente se acabará a su vez en un nuevo cataclismo: será el turno de los hombres actuales de refugiarse en las entrañas de la tierra, mientras que los antepasados subirán de nuevo a la superficie.
No obstante, si bien todos los ancestros desaparecieron, sus animales sobrevivieron, ya sea dejándose flotar sobre las aguas diluvianas, ya sea refugiándose bajo tierra. Es por ello que existen todavía hoy en día en la hallqa. Los abuelitos no están completamente muertos: sus espíritus siguen vivos, están adentro de la tierra, en las cuevas y las fallas. De noche, salen para vigilar sus posesiones.
El Abuelito y Su Vaca Tarugo
Encima de las crestas, dominando precipicios vertiginosos, no es raro divisar una estructura circular en ruinas o una pequeña plataforma emparedada con piedras( lugares ceremoniales prehispánicos o construcciones más recientes, poco importa). Para los campesinos, estas construcciones son los corrales donde los ancestros juntaban sus rebaños de tarugos. Si fueron obligados a practicar la crianza en estos lugares extremos, es que su longevidad excepcional provocó su sobrepoblación. Ante la escasez de zonas de cultivo, empezaron a robarse la tierra los unos a los otros; de noche, la esparcían por encima de las rocas y los lugares incultos hasta el pie de los glaciares. Y mis amigos, maravillados ante la capacidad de los ancestros para vivir a semejantes altitudes …
Hoy en día, los abuelitos siguen criando a los tarugos. Su modo de crianza es rigurosamente paralelo al que practican los hombres con sus bovinos. No obstante, según un principio de inversión( entre el mundo pasado y el actual), las actividades de crianza del abuelito solo tienen lugar en la noche. Los campesinos cuentan así como a veces han podido entrever, deteniéndose en la hallqa, a los abuelitos juntando su ganado en los corrales para contarlos o marcarlos. De hecho, cuando matan una presa, examinan cuidadosamente el lóbulo de su oreja a fin de detectar una marca eventual: una irregularidad o un pliegue se interpreta como una prueba de que pertenece al abuelito.
Justo antes del alba, los ancestros se retiran, dejando a los tarugos a su propia suerte, sin dueño y sin“ control”, pero no sin vigilancia. Un pequeño pájaro castaño( no identificado), llamado tarushpa mitsiqnin(“ pastor del tarush”), se queda en puesto no lejos del rebano. Por su grito estridente – lliq! lliq! lliq!– advierte a los cérvidos que el hombre se acerca y les permite escaparse.
Los campesinos están, en efecto, apasionados por la caza del tarugo. Pero antes de examinar cómo esta se desarrolla y cómo se organizan las relaciones entre los cazadores y el abuelito, interesémonos en las diferentes utilizaciones de este animal.
¿ Por Qué Cazar el Tarugo?
El tarugo es cazado esencialmente por su carne. Considerada como excelente, era muy apreciada para las fiestas. Pero no es todo. Muchas virtudes se reconocen a otras partes de su cuerpo, pues los recursos naturales de las alturas extremas – que se trate de plantas o animales – tienen la reputación de estar investidas de propiedades que generan la fuerza y la reproducción. Así, según las creencias, la sangre del tarugo da fuerza, permitiendo luchar contra el cansancio cuando uno recorre las zonas de altura, pero a condición de beberla directamente de la bestia aun palpitante. Siendo la velocidad una de las principales cualidades reconocidas de este cérvido, a fin de“ adquirir el pie rápido”, algunos campesinos fabricaban anteriormente las correas de sus sandalias en cuero de tarugo. Y hoy en día todavía, para que los niños de corta edad aprendan“ a caminar bien”, les frotan las piernas con la tibia del animal. Pero como en todo rito mágico, hay un cierto peligro: el niño, al crecer, corre el riesgo de volverse inquieto. También, los antiguos campesinos transformaban las tibias en mangos de látigo, cuyos poderes mágicos los guardianes de ganado elogiaban. Finalmente, su piel sirve para fabricar tambores, utilizados durante ciertas fiestas rituales.
Entre los usos medicinales, su estómago ocupa un lugar importante, pues el tarugo se alimenta mayormente con plantas de altura coriáceas( de ahí sus pelos rudos) y amargas, pero sobre todo llenas de virtudes, que el órgano digestivo concentra.
[ RL ] Llapan tsuqay qurakunata, hapallan shaakuq, contrahierbas, llapan maqaykunata... Hayta mikun. Manam uushanawtsu waakanawtsu shuqllakunata mikun.
[ RL ] Come todos los tsuqay, el hapallan shaakuq, el contrahierbas, todos los maqay... No come pasto como las ovejas y las vacas.
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Revista de Glaciares y Ecosistemas de Montaña 2( 2017): 103-114