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La Mariología de la Madre Ágreda
En resumen podemos decir que, según confesión explícita de la autora, todo el contenido de la MCD lo recibió por vía mística. Y esta persuasión se basaba en la experiencia de un lumen superior que le había guiado todo el tiempo de su actividad redactora. Esto quiere decir que el conocimiento mariológico acumulado a lo largo de su vida le había procurado un tipo de conocimiento mariológico directo e inmediato, cuyo objeto era el misterio mismo de María aprehendido en la inmediatez de la fe y de los dones del Espíritu Santo. Los conocimientos previos de tipo adquirido que ella poseía, aparecen todos ellos transformados y transfigurados por el lumen infuso que le procuró un conocimiento superior del misterio de María. Este conocimiento era de naturaleza unitaria, que fundía en un todo lo natural y sobrenatural, lo adquirido y lo infuso, lo teológico y lo místico. En esta totalidad, el elemento formal era el más elevado y superior, es decir: lo místico-infuso. El elemento unificante más profundo era la acción del Espíritu que realizaba la perfecta configuración del interior de la mística concepcionista con el alma misma de María Santísima. Este conocimiento tenía unas características bien especiales. Su fuente y origen eran de arriba, y su objeto era la realidad misma de María. No era un conocimiento discursivo por el cual desde los enunciados de fe, fuera profundizando sus contenidos mediante el razonamiento teológico, o la reflexión meditativa edificante. El objeto era la realidad misma de la Virgen, no sus objetivaciones en los enunciados de fe o en los textos escritos.
7.- La lectura mariana de la Biblia
Del análisis a que hemos sometido la lectura bíblica de la MCD aparece claro un modo original de comprensión hermenéutica. No se trata de una intervención del Espíritu del tipo de creación de una nueva Escritura. La M. Ágreda lee la Escritura al modo cómo los primeros intérpretes de la era apostólica leían el A. T. buscando en sus páginas el misterio de Cristo. Es lo que se ha llamado lectura deráshica. La M. Ágreda leía toda la Biblia buscando en