La Viviencia Mariana 43
23 introdujo en los secretos más interiores de su propia vida. Esto señaló el comienzo de la extraordinaria vida mariana que caracterizó la existencia de la joven concepcionista. Pronto fue elevada a un estado habitual de intimidad con la Virgen que se ha descrito como el primer caso de experiencia mística
24 mariana. A partir de aquel momento la cascada de conocimientos marianos
25 superiores fue en progreso continuo. Sobre todo en las festividades marianas,
26 ese don habitual conoció una intensidad singular que se tradujo en abundantes iluminaciones. No se trataba únicamente de dones de orden puramente cognoscitivo sino que se completaban en gracias de imitación de la
27 vida interior de la Virgen María.
Toda la personalidad de Sor María quedó así configurada según la imagen de María en un grado muy subido. Esta configuración unía en una coherencia perfecta el conocimiento místico alcanzado por las subidas experiencias de mística mariana, y la imitación virtuosa de las disposiciones
28 interiores de la Virgen. Esta fue la preparación remota que la dejó dispuesta para la misión de mensajera de la Virgen que se le iba a confiar. Efectivamente, muy pronto le manifestó la Virgen que las gracias extraordinarias que se le concedían no eran solo para ella, sino que debía irlas anotando cuidadosamente
29 para una posible publicación de las mismas. Poco a poco estas insinuaciones interiores se convirtieron en órdenes imperiosas que le imponían el mandato de
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MCD, Intr. 7. |
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RAGAZZINI, Maria vita dell ´ anima, Roma 1960, pp. 8; 128-131. |
25 |
MCD, I, 114. |
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MCD, Intr. n. 7. |
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MCD, Intr. nn. 16-17. Estos consejos se repiten casi en cada capítulo. Véase, p. e. II, n 2-3, 13, |
17-32. 436, 108, 121, 269, 466, 467, 584, 605, 736, 783, 784, 861, 1508. |
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MCD, II, nn. 16-23; III, n. 55-56, 70, 95, 200-201, 333, 692, 694, 785. |
29 |
MCD, Intr. n. 7. |
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MCD, Intr, nn. 7-8, 10-11, 19. |