La Autora
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manera increíble el fervor popular de la Villa y pueblos circunvecinos. Pero el funesto embargo de la Mística Ciudad de Dios decretado por la Inquisición, fue un rayo que presagió la furiosa tormenta que durante siglos había de turbar la paz de tan serena atmósfera. Desde entonces Sor María de Jesús de Ágreda se ha convertido en una figura contradictoria sobre la cual parece cernirse la amenaza de una imposible rehabilitación histórica. Para unos es la más extraña mezcla entre una mística verdadera y las peores deformaciones de una sicología enfermiza. Sor María de Jesús sería un híbrido de histeria y de religiosidad desviada y aberrante. Hay quien piensa que la monja agredeña es el caso más claro de una vida deformada por la clausura: encierro antinatural que favorece la eclosión de un mundo fantástico, carente de mesura y realismo. Muchos piensan con benevolencia que la M. Ágreda fue una santa mujer, pero traicionada por una fantasía desbocada, y una megalomanía espiritual mal disimulada. Los juicios más aberrantes parece que se dan cita cuando se trata de pronunciarse sobre la fundadora del Monasterio concepcionista de Ágreda.
Pero frente a estas implacables apreciaciones sobre la figura histórica de la Abadesa de Ágreda, surgen otras diametralmente opuestas. Muchos creen que Sor María es uno de los máximos personajes de la Historia nacional. Hay quien piensa que es la tercera mujer más grande de la historia de España, junto con Santa Teresa y la Reina Isabel la Católica. Según otros es la autora del mayor poema teológico en honor de la Virgen; es también la mayor mística del siglo XVII español, la que sigue inmediatamente a santa Teresa como la segunda en la galería de la rica espiritualidad española.