La Metodología en la Mariología 15
13 condición nueva que es la repetición, lo cual añade al sentir intelectivo, la
14 memoria, y una especie de familiaridad con lo intelectivamente sentido. Con la sensación, la repetición y la memoria se tiene la materia de la experiencia, pero es necesaria una condición ulterior. Es necesario superar el peligro de la falsa experiencia. Se trata de una percepción diferenciada entre el parecer y el ser de lo experimentado. En efecto, las cosas tienen un parecer y un ser. Y la experiencia tendrá una gran importancia precisamente en la percepción de que algo es realmente lo que es, y no una mera apariencia. Por eso, al hablarse de un conocimiento propiamente de experiencia entra inmediatamente esta connotación del discernimiento de lo que una cosa es en realidad. Para que esto 15 se dé, la experiencia exige la probación. Es en este momento último cuando el discernimiento descubre que la experiencia es un conocimiento cabal y seguro.
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“ Si no hubiese recurrencias en la fluencia, no habría experiencia ninguna”( X. ZUBIRI. El hombre.., p. 154-155).
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“ Con la memoria se van depositando los recuerdos y con todos estos recuerdos referentes al mismo objeto [...] se cons tuye la fuerza de una misma experiencia. Es decir, se confecciona el poder, la capacidad o la fuerza de una misma experiencia. La experiencia es hija de la memoria”( X. ZUBIRI, El hombre... p. 146).
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“ En la medida precisamente en que la memoria es, no una mera reten va, sino una iden ficación, como la iden ficación nunca es plenaria, uno se pregunta si aquello que se me presenta como hombre, con unos ciertos caracteres que son reales, efec vamente es un hombre o no lo es. Es justamente el dominio del parecer [...] en esa recurrencia y en el modo fluente de estar en la realidad se cons tuye lo que llamamos el parecer. Y el hombre, inexorablemente, se figura que aquello es o no es, por ejemplo, un hombre. En ese figurarse está justamente el forjarse lo irreal. Esto lo hemos visto. Pues bien, figurándonos lo que las cosas son, nos acercamos a ellas; justamente, creyendo o figurándonos que son una cosa o que son otra. Nos acercamos a algunas de las cosas que hay en esa realidad, figurándonos lo que ellas son.
Este modo de acercamiento es un modo de estar en las cosas orientado por la figuración. Y este modo-si se me permite emplear un vocablo, tomado no precisamente de libros de Filoso a, sino de libros de Ascé ca, y especialmente de Ascé ca de los Jesuitas, de San Ignaciodiría que es probación. Uno agrega al mero sen r de las cosas la probación de lo que ellas son; no es comprobación, la comprobación es una cosa muy intelectual en el sen do teoré co del vocablo. Aquí se trata de algo más elemental que es justamente la probación. Una probación que dice exactamente lo que en griego dice el verbo peirao que es justamente