LA MARIOLOGÍA DE LA MADRE ÁGREDA ANTONIO MARIA ARTOLA, CP | Page 14

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La Mariología de la Madre Ágreda
experiencia, y su lugar en la Mariología. Sin haber dado una respuesta conveniente a este punto, es imposible avanzar en el tema de la experiencia mariana y el influjo que tiene en la estructuración de una Mariología de base mística. Es lo que vamos a intentar en esta última sección. Siendo la experiencia una realidad del orden filosófico, se hace necesario partir de un concepto filosófico adecuado sobre la esencia de la experiencia.
a-La experiencia natural
Un primer equívoco a descartar es que la experiencia es una simple
11 impresión sensible. Es cierto que es absolutamente imprescindible que se dé este momento primero de la impresión sensible para que haya“ experiencia”;
12 pero la experiencia exige mucho más. Ante todo ha de ser un sentir intelectivo. Pero tampoco basta esto. Sobre el mero sentir intelectivo se exige una 11
El sen r es un hecho de la mayor importancia en la filoso a de X. ZUBIRI. Su inves gación más importante sobre el sen r se con ene en su trilogía LA INTELIGENCIA SENTIENTE: I- Inteligencia y realidad, Madrid, 1 ª ed. 1981. Para la experiencia nos servimos de su inédito, El hombre. Lo real y lo irreal, Alianza Editorial. Fundación X. Zubiri, 2005. 12
“ La experiencia por esto no es un mero sen r. Ni que ese sen r sea el sen r puramente sensible de que hablan los empiristas, ni tan siquiera el sen r intelec vo de la impresión de realidad. Porque eso sería sen r, pero no seria tener experiencia”.( Cfr. X. ZUBIRI. El hombre..., p. 154-155).“¿ Es verdad que basta sen r para tener experiencia? Si la palabra sen r se emplea en el sen do e mológico de sen re por oposición a intelligere, entonces experiencia es un sen r; pero un sen r no es sin más una experiencia [...]. De la misma manera que no es lo mismo inteligir que tener un conocimiento, tampoco es lo mismo sen r que tener una experiencia [...] Solamente cuando se comprende lo que se intelige es cuando hay conocimiento y no solamente intelección. Pues bien, al sen r es menester añadirle algo para que haya experiencia: por sí mismo, en sí y ante sí, el sen r no es una experiencia”( X. ZUBIRI. El hombre..., p. 150).“ Es absolutamente falso que sea la experiencia la que nos lleva a la realidad; justamente al revés: es la realidad la que hace posible que haya eso que llamamos experiencia. La experiencia se inscribe por entero dentro de la realidad y concierne a lo que hay en la realidad. No hay por eso nunca experiencia de la formalidad de lo real. Eso no es experiencia: eso es justamente un acto de intelección sen ente, es el sen r intelec vo, pero eso todavía no es experiencia. No confundamos la experiencia con el sen r, aunque este sen r sea intelec vo. Estamos en la realidad, instalados en la realidad, atenidos a ella y henchidos de realidad, y precisamente solo por eso hay lo que tenemos que averiguar: experiencia”( X. ZUBIRI. El hombre..., p. 153-154).