12 La Mariología de la Madre Ágreda
8 racional. Se ha lanzado la hipótesis de que lo experiencial místico o donal de la
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Teología, es un“ locus theologicus”. Se trata de una convergencia sumamente interesante para entender lo que es la Mariología como una teología de base y estructura mística. En efecto, las más recientes investigaciones de los estudiosos en la materia localizan en lo vivencial de los hechos salvíficos de la fe, el objeto peculiar de la Teología Espiritual. La doble vía propuesta por los teólogos de la evolución del dogma y de la teología ilumina bien la naturaleza y el método propios de la Mariología. En realidad, no era sino el tratado de la Virgen desarrollada desde los dones del Espíritu Santo. La teoría de Marín-Sola alcanzaría pleno sentido cuando se planteara críticamente el problema de la Teología Espiritual, formalmente como Teología.
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Entre todas las especialidades teológicas, la Teología Espiritual ha sido la que más ha tardado en llegar a descubrir su especificidad formal. Tal obje vo no la ha alcanzado sino en el empo inmediatamente posconciliar. Ha sido el término de una búsqueda laboriosa. El punto de par da se sitúa a fines del siglo XIX cuando surgió el llamado“ movimiento mís co”, que alcanzó su cima en los años 30 del siglo XX. En este movimiento la Teología Espiritual tomó conciencia, en primer lugar, de su peculiar parentesco con la Moral de la cual se creía que formaba parte. Poco a poco se fueron descubriendo las importantes diferencias que se daban entre la Moral y la Teología Espiritual. Mas no terminó ahí la revisión de las mutuas relaciones. De la Moral se pasó a profundizar las relaciones con la Dogmá ca. Estas inves gaciones han hecho avanzar en la iden ficación de la peculiaridad de la Teología Espiritual como forma de saber teológico diferenciado. Estudios más recientes han logrado formular propuestas originales, superando las diferencias estructurales entre la Teología Dogmá ca-Moral y la Teología Espiritual en dirección hacia formulaciones más sa sfactorias. Por este camino se ha llegado a afirmar que la Teología Espiritual es un verdadero“ locus theologicus” autónomo, de toda la teología. Su objeto es lo experiencial religioso o lo experimental de la realidad creída por la fe, dis nto de la reflexión dogmá ca y moral sobre el mismo hecho.( Cfr. Ciro GARCÍA, Teología Espiritual Contemporánea, corrientes y perspec vas. Editorial Monte Carmelo, Burgos, 2002).
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Ciro GARCÍA, Teología Espiritual Contemporánea. Corrientes y Perspec vas, p. 356. El concepto de“ locus theologicus” en este lugar, es analógico al que Melchor Cano señaló en sus famosos Loci Theologici para la Teología como ciencia. Tal analogía es aceptable si se alude a una función fundante de la Teología. Más acertado sería el concepto escolás co de parte potesta va de la teología. El saber teológico es un totum cuya virtualidad se ejerce en sus diversas especialidades. Toda la teología es espiritual; pero la Teología Espiritual es una especialidad que se desarrolla propiamente en lo mís co donal.