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ANDREA V. VICTORIA CANO
En cuarto lugar, la biblia dice que el “creador” puso una marca en Caín, un
signo para que todos lo reconocieran y no le hicieran daño, y que fue un cuerno
en la frente, lo cual significaba poder, el poder que proviene del espíritu, el
poder que lo distingue de los demás hombres.
Esa dureza en la frente significa que el espíritu se ha liberado y ha tomado
posesión del cuerpo, solidificándolo.
Nadie le puso una marca a Caín. Caín lo consiguió por sí mismo. Todo espíritu
liberado de la materia tendrá esa marca para toda la eternidad. Ya nunca será
el espíritu que era antes del encadenamiento a la materia. Esa marca
característica, es el cuerpo transformado, duro como el diamante, a quien el
espíritu ha transformado en inmortal eterno.
El dios creador tiene muchos planes, que unidos constituyen su gran plan, para
eso ha creado el universo y a el hombre. Para alcanzar, sus objetivos está
llevando adelante un experimento evolucionario en el que interviene el cuerpo,
el alma y el espíritu del hombre. Va ensayando, va probando y sí tiene éxito
extenderá ese modelo a todo su universo creado. De lo contrario deberá anular
este proyecto y comenzar todo de nuevo.
Indudablemente en este último experimento ha obtenido un logro que, aunque
imperfecto, tiene su importancia. El gran salto evolutivo (después de millones
de años de estancamiento donde el homínido humano vivió como un animal
más) se le adjudica a la utilización de espíritus de gran pureza provenientes del
mundo increado. Mientras el espíritu se halle encarcelado está todo bien, va
propulsando la evolución hacía su imagen y semejanza. Pero sí un espíritu se
liberara se perturbaría todo el plan. Por eso se necesita que la tiranía del
demiurgo sea absoluta, que todo conocimiento que pueda despertar al hombre,
haciéndole recordar quien realmente es, sea prohibido. Porque sería un
conocimiento peligroso, que podría hacer trastabillar el pla