LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 431
Markus Zusak
La ladrona de libros
¿Cuántas veces tenía que despedirse?
Transcurrieron semanas y meses y guerra. Liesel recordaba sus libros en los
momentos de mayor abatimiento, sobre todo los escritos para ella y el que le
salvó la vida. Una mañana, víctima de un nuevo estado de shock, incluso se
acercó hasta Himmelstrasse para buscarlos, pero ya no quedaba nada. No había
remedio ante lo ocurrido. Necesitaría décadas, toda una vida para recuperarse.
Se celebraron dos ceremonias para la familia Steiner. La primera, el mismo
día del entierro. La segunda se ofició en cuanto a Alex Steiner le dieron permiso
para regresar a casa después del bombardeo.
Alex había ido menguando desde que le llegó la noticia.
—Por los clavos de Cristo, ojalá hubiera dejado ir a Rudy a esa escuela —
diría.
Salvas a alguien.
Lo matas.
¿Cómo iba a saberlo el hombre?
Lo que sí sabía era que habría dado cualquier cosa por estar esa noche en
Himmelstrasse y poder cambiarse por Rudy.
Eso fue lo que le dijo a Liesel en los escalones del número ocho de
Grandestrasse, cuando corrió hasta allí tras oír que la joven había sobrevivido.
Aquel día, en la entrada, Alex Steiner estaba hecho trizas.
Liesel le confesó que había besado a Rudy en los labios. Le dio vergüenza,
pero creyó, que a él le gustaría saberlo. Sobre su rostro asomaron lágrimas de
madera y una sonrisa de roble. El cielo era gris y brillante. Una tarde plateada.
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