LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 397

Markus Zusak La ladrona de libros Una segunda vez. Su rostro se contrajo al alcanzar un tono más alto, más angustiado. —¡Papá, papá! Fueron pasándola de mano en mano para sacarla de allí mientras no dejaba de gritar, gemir y llorar. Si estaba herida, aún tardarían en descubrirlo, pues se zafó de ellos y buscó, llamó y siguió sollozando. No se había desprendido del libro. Se aferraba con desesperación a las palabras que le habían salvado la vida. 397