LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 35
Markus Zusak
La ladrona de libros
andar a paso tranquilo. Liesel lo veía de nuevo a las dos de la mañana, cuando
la sacaba a rastras de su pesadilla, con dulzura.
Todas las noches sin excepción había jaleo en la diminuta cocina. Rosa
Hubermann no paraba de hablar y, cuando hablaba, no hacía más que
schimpfen. Siempre estaba rezongando y discutiendo. En realidad no había
nadie con quien discutir, pero Rosa conducía la situación con experta habilidad
en cuanto tenía ocasión. En esa co