LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 349

Markus Zusak La ladrona de libros —¿Qué tal ha ido por ahí? —preguntó alguien. Hans tenía los pulmones llenos de cielo. Horas más tarde, después de ducharse, comer y vomitar, intentó escribir una detallada carta a casa. No lograba controlar las manos, por lo que tuvo que abreviarla. Si encontraba las fuerzas para hacerlo, el resto se lo contaría de viva voz cuando volviera a casa, si es que volvía. «A mis queridas Rosa y Liesel», empezó. Tardó varios minutos en escribir esas seis palabras. 349