LA LADRONA DE LIBROS La ladrona de libros | Page 171

Markus Zusak La ladrona de libros Poco después, a la ladrona de libros le llegó el turno de visita al sótano. La obligaron. Bajó los escalones con sumo cuidado, sabiendo que no eran necesarias las palabras, pues el roce de los pies era suficiente para despertarlo. Se quedó esperando en medio del sótano con la sensación de encontrarse en el centro de un enorme campo crepuscular. El sol se ponía detrás de una cosecha de sábanas viejas. Cuando Max salió, llevaba el Mein Kampf en la mano. A su llegada se lo había querido devolver a Hans Hubermann, pero este le había dicho que se lo quedara. Lógicamente, Liesel, cargada con la comida, no pudo quitarle la vista de encima al libro. Lo había visto varias veces en la BDM, pero ni lo habían leído ni lo habían utilizado para sus actividades. De vez en cuando hacían referencia a su importancia y les prometían que en un futuro tendrían la oportunidad de estudiarlo, a medida que progresaran en las Juventudes Hitlerianas. Max, siguiendo su mirada, también observó el libro. —¿Es... ? —susurró Liesel con un extraño y agitado hilo de voz. El judío acercó la cabeza hacia ella un poco más. —Bitte? ¿Perdona? Liesel le tendió la sopa de guisantes y, sonrojada, volvió arriba a todo correr, sintiéndose ridícula. —¿Es bueno? Practicó lo que habría querido decirle ante el pequeño espejo del baño. Todavía no se había desprendido del olor a orina, ya que Max acababa de usar el bote de pintura cuando ella bajó. So ein G'schtank, pensó. Qué peste. La orina de los demás no huele tan bien como la de uno. Los días transcurrieron a trompicones. Todas las noches, antes de caer en las garras del sueño, oía hablar a sus padres en la cocina sobre lo que habían hecho, lo que estaban haciendo y lo que irremediablemente iba a suceder. La imagen de Max revoloteaba a su lado todo el tiempo, siempre con la misma expresión dolida y agradecida, y los ojos cenagosos. Sólo una vez hubo un conato de discusión en la cocina. Papá. —¡Ya lo sé! —exclamó con voz áspera, aunque cons