- la gran siete-
Jorgelina y Carola en su presentación durante las Relatorías
que me habían hablado. Vi el peso de esa etiqueta en el grupo. Morena me dijo un día:“ Me pone nerviosa que me mires cuando escribo los números. Yo no sé multiplicar”. Ella no era la única que esperaba a que lxs maestrxs se acercaran para ponerse a trabajar. Por momentos, parecía que no confiaban en que ellxs solxs sí podían resolver. O al menos intentarlo. Y era un terreno conocido y no tan incómodo quedarse en el“ no sé”.
Parecía que pedían un“ golpe de confianza” para volver a creer en ellxs mismxs.
Tal vez estaban acostumbradxs a ser tildadxs como el grupo que“ no sabe”, o ya habían escuchado varias veces la frase:“ esto ya lo deberían saber porque están en 6to grado”. Lo cierto es que la trayectoria que ellxs tuvieron en la escuela no fue una creación suya. Sino más bien, como diría Terigi( 2014), fue un diálogo entre las condiciones institucionales y las del grupo. Entonces, sin negar esa trayectoria compleja que tuvieron, y sin desconocer la preocupación que eso nos genera en el presente:“¿ Qué podemos hacer desde el rol docente?”.
La respuesta fue: construir con ellxs un vínculo sostenido en el afecto y la confianza. Confianza en que van a poder aprender lo que yo me propongo enseñarles. Confianza en que van a poder pensar y comunicar sus propias
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Miradas de residentes: las primeras experiencias entre discursos y metáforas escolares