La gran SIETE Año 7 N° 8 Noviembre 2025 | Page 62

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En este sentido, la escuela puede habilitar experiencias significativas de lectura, escritura y reflexión crítica sobre el pasado reciente, no sólo como transmisión de contenidos, sino como espacio de elaboración simbólica y posicionamiento ético.

Este artículo se propone sistematizar una experiencia pedagógica que abordó tres acontecimientos emblemáticos de nuestra historia reciente: la Noche de los Lápices( 1976), la Guerra de Malvinas( 1982) y la masacre de Cromañón( 2004), en los que la juventud aparece como protagonista, víctima o sujeto político. A través del trabajo con materiales audiovisuales, expresivos y narrativos, se buscó promover una aproximación sensible y crítica a estos hechos, recuperando la palabra y la escritura como formas de construir memoria colectiva y de habitar la escuela desde un lugar de compromiso.

En el siguiente artículo se presentará brevemente el marco teórico que orientó la propuesta, se describirá el recorrido didáctico realizado y se ofrecerá una reflexión final en torno a los sentidos que adquieren estas prácticas en el contexto educativo actual.

¿ CÓMO ENSEÑAR EL PASADO RECIENTE? APORTES PARA PENSAR LA EXPERIENCIA

La enseñanza del pasado reciente en las escuelas implica decisiones políticas, pedagógicas y éticas. Trabajar con hechos que involucran violencias de Estado, represión, silenciamiento o resistencia juvenil— como la dictadura militar, la guerra de Malvinas o la masacre de Cromañón— exige ir más allá de la transmisión de datos: se trata de construir una relación significativa entre las memorias del pasado y las preguntas del presente.

Como señala Jelin( 2002), la memoria no es una reproducción fiel de lo ocurrido, sino una práctica social atravesada por disputas, olvidos e interpretaciones. En el espacio escolar, estas prácticas se juegan de manera particular, ya que la escuela no es neutral: tiene una responsabilidad en la producción de sentidos sobre el pasado y en la formación de memorias colectivas.

En esta línea, Traverso( 2007) propone pensar la memoria no como acumulación de información histórica, sino como una forma de intervención sobre el presente. En contextos donde resurgen discursos que relativizan las violencias estatales o deslegitiman las luchas juveniles, recuperar memorias incómodas en la escuela puede funcionar como un acto de resistencia. Desde esta perspectiva, la memoria no es un contenido más del currículum, sino una herramienta para formar sujetos críticos capaces de leer el presente con densidad histórica.

Desde una perspectiva pedagógica, Domínguez Acevedo( 2019) sostiene que la memoria, en tanto construcción social, puede ser abordada en la escuela a través de tres ejes: el reconocimiento de los y las estudiantes como sujetos históricos, el anclaje en una visión de sociedad basada en los derechos humanos, y el trabajo con memorias como tramas subjetivas. En este sentido, las prácticas de lectura,

62 Memoria en el aula: una experiencia con juventudes frente al pasado reciente