UNA EXPERIENCIA CON JUVENTUDES FRENTE AL PASADO RECIENTE
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Este artículo presenta una experiencia pedagógica interdisciplinaria llevada a cabo en una escuela secundaria pública de la provincia de Buenos Aires, en el marco de las materias Historia y Salud y Adolescencia. A partir de tres efemérides escolares— la Noche de los Lápices, la masacre de Cromañón y la Guerra de Malvinas— se diseñaron propuestas que articularon películas, canciones, debates, escritura en primera persona y producción artística. El objetivo fue generar un espacio donde las y los estudiantes pudieran vincularse con el pasado reciente desde la sensibilidad, la palabra y la reflexión colectiva.
La experiencia se propuso construir memorias significativas en la escuela, reconociendo que la historia no es sólo acumulación de datos, sino un campo de disputa. En diálogo con autores como Jelin, Traverso y Hobsbawm, se buscó habilitar preguntas sobre el modo en que recordamos, qué voces se escuchan y qué lugar ocupan las juventudes en esos relatos. La propuesta culminó con una muestra institucional que recuperó lo trabajado en el aula y lo proyectó hacia toda la comunidad educativa. En un contexto donde los sentidos del pasado vuelven a discutirse públicamente, esta experiencia reafirma la escuela como un espacio de memoria viva y compromiso con el presente.
ENSEÑAR CON MEMORIA EN CONTEXTOS DE DISPUTA
¿ Qué imágenes de la juventud construyen nuestros estudiantes cuando piensan en la historia reciente de nuestro país? ¿ Qué relatos circulan, se silencian o se reponen en el aula cuando nos detenemos a mirar las experiencias juveniles del pasado? Estas preguntas dieron origen a una secuencia didáctica diseñada para un curso de cuarto año del nivel secundario de una escuela pública de Vicente López, provincia de Buenos Aires, articulando los espacios de Salud y Adolescencia e Historia, con la intención de explorar colectivamente cómo las juventudes han habitado distintos momentos de la historia argentina y qué tensiones emergen al vincular esas memorias con el presente.
En tiempos en que los discursos públicos tienden a despolitizar a la juventud o a representarla bajo estereotipos simplificadores, como el de la apatía o el individualismo, resulta urgente recuperar otras narrativas posibles, que reconozcan a las juventudes como sujetos de derecho, memoria y transformación.