cuentos, los textos literarios pueden hacer posible lo imposible. Que lo imposible tiene lugar en la realidad a través de la literatura. Que la literatura, siguiendo sus propias reglas, se desentiende del mundo que habitamos, al menos de esa versión del mundo que nos enseñaron a habitar. Acabo de descubrir, que la ficción crea mundos paralelos, descubrí que la ficción crea realidad, y, lo que es peor aún: que la realidad es, quizá, una ficción más.
A Dolores le fascinan las hadas. Vive en dos mundos, el de su casa y su familia, el de la escuela, el barrio, con sus horarios, sus frases, sus lugares, su gente … y los mundos de magia que producen las palabras en la literatura. Dolores desea fervientemente que las hadas existan. Tiene preparados los tres deseos. Uno será para su mamá. El mundo es más interesante si puede pensar que en un abrir y cerrar de ojos un genio la trasladará a un país mágico. No quiere renunciar a eso. Descubre que la literatura se resiste a olvidar la magia del mundo. Su abuela ha creado un hada para ella, un hada personal que se ocupa de inquirir acerca de su comportamiento diario. Es un hada muy específica, dedicada a la disciplina, pero es toda suya. El descubrimiento de Dolores es simple: no se puede vivir sin magia. La realidad es mágica, no importa lo que digan, si no puede ver esa magia, la invade la tristeza, el agobio, el vacío.
Ayer leí“ La selva del Yasí Yateré” a un grupo de niños y niñas entre 7 y 8 años. En ese relato antiguo guaraní habita el duende rubio, pero también los niños guaraníes que han perdido la memoria; el cururú, el sapito que ayuda a Miní a mantenerse despierto para poder volver a su casa; la luna que deja caer su dedo por la rendija del techo ¿ por qué el dedo? pregunta un niño.
Ha descubierto que el rayo de luz en el cuento se describe como un dedo, que la luna en el cuento es un personaje más. Algunos de los niños descubrieron que existe no sólo el duende rubio en el Noreste de su país, sino también el Isondú, el gusanito de luz; los guaraníes, la selva y el temible yaguareté. Termina el cuento. Una niña dice que su familia materna es misionera. Otra que su mamá es actriz y está haciendo una obra sobre el Yasí, pero es distinta, porque la niña protagonista pierde la memoria y la recupera con el canto de su mamá. Todos descubrimos cosas, los maestros descubrimos lo que los niños nos cuentan, los niños descubren lo que les cuenta el relato, lo que les cuentan otros niños. El Yasí habita en esos niños a partir de un cuento. Podría no haberlo hecho nunca. La selva ahora también forma parte de sus vidas, aunque no vayan de visita al Parque Nacional Iguazú.
Esta mañana conversamos sobre“ El Horla” de Maupassant, sobre“ La pata de mono” de Jacobs. Durante la clase hablamos de los cuentos, y de películas, y de teorías científicas que hoy ponen en crisis los límites de la realidad tal como la conocemos, tal como la hemos conocido durante siglos. La literatura del fantástico se pregunta por la realidad. ¿ Qué es la realidad? La falta de explicación,