- la gran siete-
medio de la naturaleza y transportara a las educadoras a un momento y lugar de la infancia en donde hubiera habido risas, disfrute y juego.
Educadoras populares con ojos de indagación y pregunta.
“ Lo que se disfruta, se recuerda”
Ahora estoy sola, empiezo a imaginarme caminando por un sendero largo y sinuoso por el medio de un campo, o una pradera, un lugar natural, con pasto corto y suave. Los trinos de las aves me acompañan, colibríes y mariposas libando polen de las flores, aroma silvestre y dulce. Tibieza y alegría en el aire. Me miro, ¿ qué llevo puesto? Una ropa cómoda y suave. Hay sol de primavera. El sendero se angosta, veo un bosquecito y, de pronto, comienzo a oír risas de niños y niñas, felices, jugando. Me acerco, me acerco un poco más y me doy cuenta de que una risa es única, me resulta conocida … porque: ¡ Es mi risa! ¡ Soy yo de niña! Me oigo, tan contenta … Ahora quiero verme, a mi YO tan chiquita … qué emoción tan linda. Me espío, entre las hojas. ¿ Estoy en un patio, una casa o quizás en la escuela? ¿ Con qué estoy jugando? ¿ Un objeto, un juguete o con alguien más? ¿ Alguien juega conmigo? ¿ Alguien me mira, alguien me ve? ¿ O estoy con alguna mascota, quizás? Todo es diversión, en ese momento …
De pronto comienzo a escuchar unos pájaros, que cantan muy cerca de mí, como queriendo comunicarme algo. Una brisa acaricia mi cara, como despertándome de un bello y profundo sueño. Abro los ojos lentamente.
24
Vinculación comunitaria en la formación docente